jueves, 29 de enero de 2015

UNA VEZ ARGENTINA - UNA VEZ ANDRÉS NEUMAN

La memoria es la mía, aunque no me pertenece sólo a mí. Su miedo es el de siempre: desaparecer antes de haber hablado. 


Una vez Argentina. (Ed. Reescrita y ampliada)
Andrés Neuman

Miércoles, 21 de Enero de 2015, a una semana escasa del cumpleaños de Andrés Neuman, nos encontramos una vez más en el Centro Andaluz de las Letras, CAL, en calle Álamos (Málaga). Lo primero: El reencuentro de sonrisas y miradas. Lo segundo: El abrazo. Lo tercero: Un microrrelato de nuestras últimas vivencias desde la última vez que nos vimos, no hace tanto, pero ha dado tiempo a echarnos de menos. 

Andrés viene a presentar su libro Una vez Argentina, versión reescrita y ampliada para su publicación en Alfaguara. (La versión anterior fue publicada por Anagrama) y ejerce como presentadora, Tes Nehuén, (Poemas del alma), argentina y amiga de Andrés, y que tuve el placer de conocer hace unos meses. Miradas cómplices antes de empezar. Tsss, silencio, que ya empieza. 

Tes comienza haciendo hincapié en que hay, en la forma de escribir de Neuman, un rasgo muy personal y preponderante, y es que encara la escritura con curiosidad. Además, dice, te hace sentir protagonista de una novela, de un poema o de un relatoCon Andrés aprendo que la literatura es ahora, el momento en que uno lee, escribe, en que la palabra te atraviesa y te genera ese subidón que te hace sentir que la literatura puede ser todo. Se deja de vivir en el presente para entrar en una historia. Esta novela, a través de un instante, hila todos los ahoras a través de un árbol genealógico familiarPero esta novela no va de la familia, sino de los individuos que consiguen llevar a cabo unos objetivos. Su bisabuela toma una decisión. (Ya es un individuo y no familia). Todos podemos ser ficción porque todos construimos nuestra historia. 


En este libro se pueden hacer tres lecturas, continúa Tes: 

1. Concepto histórico.
2. Familia en sí. (Galán, Casaleto, Neuman)
3. Obra de Andrés. (Ya que en ella podemos encontrar el germen de los relatos o poemas de otros libros de Neuman. Por ejemplo: La Bañera de su libro El último minuto. Un relato que te estruja. El personaje pertenece a la familia de Andrés y no a la ficción como pensé al leerlo la primera vez. Al volver al relato, una vez conocido este detalle familiar, éste adquirió una magnitud impresionante)

En este momento, la amiga cede la palabra al amigo, al escritor, y éste, con esa sonrisa amplia que todos correspondemos con la mejor de las nuestras, saluda a los presentes antes de comenzar a dialogar con su querida Tes, cómplice literaria que participa de la doble orilla del libro, alguien que puede observar el territorio de esta novela de ambos lados,  y agradece a los miembros del CAL su invitación. Tengo especial cariño a este cubo blanco. 

Tes Nehuén y Andrés Neuman
Mi palabra preferida, en cuanto a concepto es curiosidad, que la asocio no a su extremo exótico. La mayor curiosidad es la de nuestro propio origen y familia. Cuantos más años cumplimos, menos conocemos a nuestra familia. Lo cercano es ilegible. La idea, en este libro, era resucitar a mi bisabuelo, hacerle preguntas, agradecerle y reprocharle cosas. Una de las estrategias, invisibles, para ello, era romper la cronología. Parece ser una novela autobiográfica, pero 77 de los 91 años ocurren antes de que yo naciera, por lo que es prenatal, y yo lo narro en primera persona. Otra maniobra es conversar con el ancestro con el que nunca hablé y eso me interesó mucho como recurso porque le genera a la voz narradora una especie de liquidez. El narrador tiene todas las edades, cero cuando nace, de uno a catorce de niño, la actual y también cien años porque soy el depositario de memorias anteriores a la mía, así que entre -100 y 38 años. Esto da flexibilidad en cuanto al tono:

- Vuelve veraces cosas que parecieran ficción
- Vuelve ficción cosas que parecen verdad. 

En esa ida y vuelta está el bilingüismo de la memoria. 


¿Hay episodios de ficción en esta novela? Hay episodios que también merecieron ser verdad, pero son ficción. Todos los ancestros fueron reales. Hay algunos secundarios inventados, por ejemplo El Cuervo. Pero hay una investigación genealógica que he querido mantener. Muchas anécdotas tienden a formar un retrato de esos personajes. No podía violentar nada a los personajes aunque me inventara una escena. Me interesaban mucho las raíces y la reescritura de este libro fue radical: Un ejercicio de sospecha y desconfianza cuando me enfrenté de nuevo a la memoria de mi familia. ¿Qué es lo que yo me creí como ciudadano menor de edad de Argentina y qué me creí con 14 años y que me creo o no ahora? 

La mayoría de mis ancestros eran músicos. Había un empeño musical en mi familia. Una escritura muy de oído. En mi familia todos descienden de algún que otro piano o violín.

¿Por qué razón reescribiste este libro?
Los testigos y protagonistas van a morir. Si uno no se da prisa en conversar con sus padres, esas historias se van a perder para siempre. La primera razón fue coyuntural, terminado el contrato con Anagrama, Alfaguara se interesa. La segunda razón es de fondo: Este libro trata sobre una materia sobre la que sigo aprendiendo y sobre la que me sigo preguntando. Cuantos más años pasan, más se relee el pasado para entender aún más el presente. Las familias y los países viven no viendo lo que tienen delante. Uno relee críticamente lo que le contaron y no nos preguntamos lo mismo a los veinti que a los cuarenti, ni dentro de veinte años nos haremos las mismas preguntas que ahora. 

¿Por qué Una vez Argentina?
La lengua materna argentina es frágil porque surge de otros idiomas. Lo que iguala el lenguaje en Argentina es que todos son argentinos. Cuando uno es chico es argentino y cuando crece se da cuenta de que todo no era Argentina. Este libro se iba a llamar: El país extranjero. No es lo mismo hablar de Argentina desde Argentina, que desde otro lado. De entrada, se está mirando un país que es íntimamente extraño o extrañamente íntimo. Esta nueva portada del libro la hizo un primo lejano mío. He pasado dos tercios de mi vida en España y me entró curiosidad por conocer a mis ancestros españoles. Mis tías me contaron. Esto se resume en que las tías lo saben todo.


¿Qué hay de diferente entre la primera versión del libro y la segunda?
Algunas escenas, o capítulos, reescritos, por ejemplo: En la primera versión, mi padre se libró de la mili simulando ser hermano de un futbolista, el Mono Neuman. En la segunda versión descubro que la verdad era aún  mejor, que El Mono Neuman era el Tanque Neuman, que metió el gol definitivo de su equipo. Papá, me mentiste mal, le dije, la realidad era mejor. 
También hay menos adjetivos, y comas mejor puestas. Multitud de pequeños cambios. Todos los capítulos menos uno son el mismo. Todos cuentan la misma historia menos uno. Retiré un capítulo para poner otro pues el silencio de la muerte me generó una represión involuntaria y quise contarlo ahora porque no contarlo sería mentir. El punto de vista de este libro es más afilado sobre las cosas, tiene más mala leche, y el mismo humor, a pesar de mantener el tono que tenía. 


Durante la charla, no ha habido preguntas y respuestas como aquí expongo, sino más bien un diálogo entre amigos, aunque para poder seguir mejor el hilo para los que no estuvísteis allí, me he tomado la licencia de exponer las preguntas al principio de cada bloque. La última parte de la presentación de Una vez Argentina consistió en leer algunas partes del libro, por parte del autor. En primer lugar se escogió el capítulo 2, en segundo lugar, el capítulo escatológico, como lo definió Neuman, y en último lugar, a modo de diálogo entre presentadora y autor: el final, cuando el abuelo le enseña al nieto cómo sembrar un árbol. (No olviden leer el poema El jardinero)

¿Qué ha opinado tu familia sobre el libro?
Estaban entre emocionados y nerviosos. He rescatado a gente que dejó de existir y la he compartido con gente desconocida. También he contado cosas que la familia no quería que se contase. Esta vez no quise pedir permiso y me he remitido a lo que considero no faltar al respeto. Hay menos filtros y hay honestidad narrativa cuando uno cuestiona un personaje. He intentado que haya compasión y empatía. No juzgo, cuento y entiendo.




Punto y seguido


Entrada dedicada a Andrés Neuman, por su 38º Cumpleaños. 
Gracias por tu amistad y cariño. Hasta el próximo abrazo y cerrar de ojos. 

Inmaculada Reina, Isabel Merino, Tes Nehuén y Andrés Neuman.
FELIZ 38, CUMPLEAÑOS NEU.

lunes, 26 de enero de 2015

EL IMPOSTOR. LAS MENTIRAS DEL HÉROE

Las buenas mentiras, las mentiras creíbles, necesitan una base de verdad sobre la que sustentarse. Si quisiéramos contar una historia de ficción cuantos más elementos reales incluyamos más verosímil resultará, cuanto más hechos cotidianos e identificables por parte del lector/oyente, más atrapado le tendremos, más creíble será nuestra mentira, mas verdadera, seguida y asumida por ese probable lector/oyente. Si en cambio, llenamos nuestra ficción de hechos imaginarios, irreales, inventados así a vuela pluma, sin ningún nexo con la realidad, será difícil que nos crean. De igual manera, en nuestra vida cotidiana, cuando mentimos tendemos que adornar nuestras mentiras con elementos fácilmente reconocibles y comprobables, sino la mentira aparecerá desnuda, desprovista de protección y expuesta al primer desaprensivo que pretenda desmontar nuestra impostura.

Esta es una de las ideas sobre la que gravita "El Impostor", última novela de no ficción de Javier Cercas. A lo largo de poco más de cuatrocientas páginas, el autor trata de descubrir y de entender qué parte de verdad adornaban las mentiras que durante más de treinta años hicieron de Enric Marco un personaje en la primera línea de la lucha sindical y, posteriormente, en lo que se llamó Recuperación de la memoria histórica. Cómo pudieron creer sus mentiras todos aquellos que le rodeaban, admiraban y aplaudían y por qué abominaron de su protagonista cuando se destapó que se trataba de un impostor.
Cercas, no solo trata de esclarecer cuáles fueron las verdades que sustentaron y acompañaron las mentiras de Marco, la verdad de las mentiras, sino que también trata de que nosotros, lectores, entendamos al personaje. «Entender es justificar», viene a decir una antigua correligionaria de Marco que no está de acuerdo con que Cercas escriba su libro, a lo que este se responde: «¿No es más bien nuestra obligación?». Entender es saber, nunca justificar, y para saber tiene que llegar al fondo de su personaje, quitarle todas las máscaras, desnudarlo de todas esas mentiras que ocultaban la verdad, cuando hasta ese momento fueron pequeñas verdades las que ocultaron su mentira, hasta dejarlo desprovisto de su mejor arma, la de inventar, para que todos podamos entender, saber, opinar y si cabe, justificarlo. Y esto hasta el punto de que en determinado momento sea el propio Marco el que se sienta  indefenso ante su propia verdad y con la cabeza entre las manos, pida a su escritor: «Por favor, déjame algo».


Pero no solo vamos a descubrir la verdad y tratar de entenderla sino que también lo que la verdad significa para su personaje. Según Cercas, la realidad mata, la ficción salva, y en base a esta aseveración, su personaje al cumplir cincuenta años, cuando su vida se encaminaba hacia una vejez discreta, cuando se pregunta dónde quedaron sus sueños, decide reinventarse, creándose un pasado de soldado anarquista que luchó en la Columna Durruti durante la Guerra Civil, de deportado en un campo de concentración nazi y de luchador clandestino contra el franquismo a su regreso a España. Como Don quijote, decide aparcar la verdad para seguir viviendo: la realidad mata, la ficción salva. Sin embargo, Don Quijote al final claudica, y se reconoce en Alonso Quijano, su realidad, y expira. En cambio Enric, cuando se ve acorralado por la verdad, por el desvelamiento del engaño, no claudica, se crea un nuevo personaje e intenta seguir con una nueva máscara: «Mentí por vosotros, para que supierais la verdad», dice.


Como ya hizo con Adolfo Suárez en Anatomía de un instante, en esta nueva novela de no-ficción, Javier Cercas también trata de salvar a su personaje. Al igual que aquel antiguo arribista del Régimen acabó convertido en héroe de la democracia, este Enric Marco, de alguna manera, se adecua perfectamente a su prototipo de héroe, un héroe que miente descaradamente para salir en la foto, para estar en la primera línea, pero que termina salvándose por puro instinto de supervivencia, por ese humano intento de sobrevivir a cualquier precio y por encima de todo. En este sentido me recordó el relato de Borges, Tema del traidor y del héroe, donde el descubrimiento de la verdad mata al impostor. El glorioso conspirador Fergus Kilpatick ha traicionado a sus compañeros y debe morir, pero esa muerte propiciada por la verdad, crea a su vez una mentira superior transformando al traidor en héroe y haciéndole vivir como tal más allá de su muerte física.
También con respecto al relato de Borges, quiero apuntar el juego metaliterario establecido por Cercas en el capítulo ocho de la tercera parte. Aquí el autor reproduce una conversación imaginaria con Marco, en la que este le dice que al igual que Don Quijote eligió a Cervantes para que escribiera su novela, él lo ha elegido para que escriba su historia. En su relato, Borges utiliza al personaje de Nolan, descubridor del impostor, para que prepare la muerte que lo transformará en héroe y para que cien años después, un nieto suyo investigue y descubra la impostura, la verdad de las mentiras, y para que, mucho después, un escritor llamado casualmente Jorge Luís Borges lo imagine y tal vez lo escriba para nosotros.


—La ficción salva, la realidad mata.
—Exacto
—De todos modos no se puede vivir siempre en la mentira.
—De todos modos no se puede vivir siempre en la verdad. No se puede vivir, pero hay que vivir. Esa es la cuestión.
El Impostor, página 361


Miguel núñez ballesteros
Punto y seguido

jueves, 22 de enero de 2015

ESCRIBIR Y CALLAR. CÓMO APRENDÍ A LEER.


Me gustan los libros, creo que es lo que más me gusta. Hay libros que me gustan especialmente: son libros sobre libros, libros sobre literatura, sobre lingüística, sobre retórica, memorias de escritores, manuales de escritura…Les reservé un par de estantes de mi biblioteca y ya no caben. Se van apoderando de mis estanterías y ocupan cada vez más mi tiempo de lectura.
Esta semana han llegado dos nuevos: Cómo aprendí a leer, de Agnès Desarthe y Escribir y  callar, de Nuria Amat. Los he leído juntos, alternándolos, lo cual ha sido fácil porque tratan de lo mismo: del ser humano y el lenguaje. Las dos autoras han lidiado con mi pensamiento“al alimón”.


Son dos libros bonitos. El de Agnès es de tamaño mediano, letra grande y tapas flexibles, cómodo de leer. El de Nuria es pequeño y delicado como un misal o un carné de baile. El de Desarthe es extenso, el de Amat, breve. Cómo aprendí a leer es casi una novela, de no ser porque casi es un tratado de psicología. Escribir y callar  es casi un tratado filosófico aunque casi es un poemario. El de Agnès es divertido y ligero, el de Nuria, interesante y denso. Los dos son profundos.



La pequeña Agnès aprende a leer con facilidad a la edad en la que se aprende a leer, pero no puede con los libros, se le atragantan y declara que no sabe leer, que no lee, que no le gusta. Pero piensa constantemente en el lenguaje y la literatura y escribe. El libro da cuenta de la búsqueda y explicación del proceso por el que Agnès vuelve a aprender a leer y se hace escritora.



La pequeña Nuria sabe hablar pero no habla. Lee, escribe y calla. El deslumbramiento del lenguaje le impide hablar, la enmudece. Las frases se forman perfectas en su mente pero no dan cuenta de lo que ella tiene que decir. La escritura le ayuda a saber la escritora que es, la mujer que es.

Son dos libros muy diferentes y a la vez muy parecidos. Los dos tratan del lenguaje como identidad: cada uno de nosotros no somos otra cosa que el lenguaje con el que nos hacemos, no somos otra cosa que el lenguaje con el que nos pensamos.

Y ambos libros están llenos de coincidencias, desde la elección de maestros  a las lecturas iluminadoras, esos textos, esos autores que te deslumbran y a los que quisieras llegar a parecerte. Nuria Amat conoció a Beckett, Agnès Desarthe descubrió a Duras. Ambas traducen a Virginia Woolf. Ambas tienen la conciencia de ser híbridas, mestizas, traidoras a un origen incierto por causa del lenguaje. Los escritores hispanoamericanos llevaron a Amat a ser escritora; Desarthes fue recuperada para la literatura por los estructuralistas, que le volvieron a enseñar a leer. Las dos copian con fruición aquellos textos que le pusieron delante el espejo que necesitaban, reproducen palabra por palabra las palabras de otro para que su lenguaje las penetre, las atraviese, se haga parte de ellas. Y yo, que hacía lo mismo y sentía que era una anomalía, de pronto me siento autorizada, miembro de una raigambre. De modo que me siento más libre al pensar que soy judía sin serlo gracias a Ana Frank y un “déjà vu” en Budapest, de ser portuguesa desde hace un tiempo, de haber copiado con fruición las páginas de Rodoreda o Marsé, de traducir a Lobo Antunes sin saber portugués.

Es difícil elegir una cita de entre las páginas de estos dos libros. O tal vez es fácil, basta con abrirlos por cualquiera de sus páginas.

Agnès lee a Bashevis Singer: “La identificación es inmediata, más violenta y más profunda aún que con los rusos. Soy el niñito pelirrojo, soy la niñita de la que está enamorado, soy los muros del patio, la comida que comen, la lengua de su boca, soy Isaac Bashevis Singer”.

Escucho a Nuria Amat hablar de algo que ya sé sin palabras: “La lengua apenas distingue entre lectura y escritura. Pero la lengua es interna. Oye pero no habla. Lo que mejor hace la lengua es oír, escuchar. Oye la infancia de las cosas, la ausencia de las cosas”.



Inmaculada Reina
Punto y Seguido

lunes, 19 de enero de 2015

DUBAI: LA CIUDAD GUINNESS


A orillas del Golfo Pérsico se extendía un gran desierto en el que con dificultad se las arreglaban unos pueblos dedicados al pastoreo. Para nada imaginaban que en poco más de cien años, aquel lugar inhóspito sin apenas agua y pasto para las cabras, se transformaría en una de las capitales más espectaculares del siglo XXI: DUBAI.

Marina de Dubai

Dubai es la primera ciudad del mundo que ha sido construida con el mero fin de ser admirada. Más aún, de ser admirada desde el cielo. Parece que en ella todo está proyectado bajo las consignas del libro record de los Guiness. Todos los edificios y construcciones anticipan a su nombre el antetítulo de “El más grande del mundo, el más alto del mundo, el más extenso del mundo, el más caro del mundo“ Todo es lo más. Y cuando aterrizas en ese lugar reservado para el reto de la capacidad humana, te preguntas si lo que estás viendo tiene algún otro sentido.
De cualquier forma se trata de uno de los espectáculos visuales más impresionantes del mundo. La fantasía de cualquier arquitecto se hace realidad en este lugar, y los turistas no dejan de impresionarse a cada paso, mejor dicho, a cada kilómetro de autopista, y es que Dubai es un lugar no proyectado para pasear por sus calles. Alguien me llevará la contraria, y tendrá razón, porque en esta ciudad existen muchos paseos diseñados especialmente para el peatón, pero no me refiero a ese tipo de paseo en el que te marcan claramente el sendero, el cual no puedes abandonar bajo ningún concepto. Me refiero a ese deambular por las calles, sin destino. Recorrer los callejones dejándose aconsejar por la intuición en la confluencia de calles, perderse por recovecos y descubrir la magia del plano que te hace aparecer en los sitios más insospechados. Dubai no tiene eso. Aquí todo está planificado para no perderse, para no abandonar el camino que te obliga a admirar cada una de las bellezas que se han construido para tu asombro y evitar que te pierdas algo, algo parecido a los pasillos de Ikea.


Marina de Dubai


Burj Khalifa
Por eso Dubai, es un lugar para dejarse llevar por la admiración. Pensar que no has llegado a una ciudad, sino probablemente al Parque Temático para Adultos más grande del mundo. Cada proyecto es menos espectacular que el siguiente: El hotel Vela (Burj Al Arab) de siete estrellas, con 300 metros de altura y habitaciones de cinco mil euros la noche; La Dubai Marina, un centro residencial con río artificial por el que cruzan veleros y flanqueados por lujosos rascacielos resplandecientes que te deslumbran de lujo y diseño; La Palm Jumeirah, un terreno ganado al mar de 5,60 kms cuadrados de extensión, en la que se han proyectado miles de apartamentos de lujo (construidos la mayoría) y viviendas individuales con una playa privada para cada una de ellas; en el extremo de la Palmera, al que hay que acceder por un túnel bajo el mar, se eleva el magnífico Atlantic Hotel, otra perla arquitectónica solo permitida para bolsillos abultados; En el centro de la ciudad se sitúa uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos años y que se inauguró en el año 2010, el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo con 828 metros de altura y 186 pisos. Todo un desafío para el hombre que puedes contemplar desde abajo o puedes incluso subir hasta su mirador en el piso 125. Debajo de él se encuentra el Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo, como no podría ser de otra manera, con el Aquario más grande del mundo en su interior y con el precio más caro del mundo. En el centro comercial puedes encontrar todas y cada una de las franquicias más caras y famosas del mundo. En ese lugar plagado de tentaciones concluimos nuestra visita, completamente empachados de asombro y empequeñecidos de tanta grandiosidad. Para marcharnos a nuestro hotel también tuvimos que esperar la cola de taxis más larga del mundo, que se prolongó más allá de la hora y media, y es que Dubai no está diseñada para tarjetas de créditos limitadas, los turistas deben respetar la admiración que les brinda la vista: mirar y poco más. Un auténtico museo interactivo solo para ricos.

Burj Khalifa
Mientras recorríamos en taxi las avenidas me preguntaba quien viviría en aquellos fastuosos apartamentos, en todas aquellas plantas que se sucedían una sobre otra en los rascacielos, en las mansiones que flanqueaban la carretera con vistas al mar… En Dubai solo hemos visto turistas y emigrantes, los cuales, a punto de acabarse el petróleo, son el verdadero combustible, de esta fantasía de pastores. Los verdaderos usuarios de este artificio se camuflan tras las ventanas ahumadas de sus limusinas.

Cuando el avión se elevó por encima de la ciudad, pudimos contemplar desde el aire su próximo orgasmo arquitectónico, aún en construcción: Un mapamundi sobre el mar, compuesto de numerosas islas artificiales que conforman los diferentes países del mundo, y en el que pretenden reproducir el paisaje climático de cada país y un poco de su cultura. Todo un desafío para la ingeniería que sin duda lograrán para regocijo de los millones de turistas que acudirán a llenar las arcas de esta ciudad.


Imagino que Dubai, en pocos años, se convertirá en la capital más visitada del mundo, a la que acudirán ingentes hordas de turistas deseosos de contemplar todo aquello que está prohibido para sus bolsillos. Me gustará leer la noticia sentado en un pequeño café, a orillas del Tiber, disfrutando de la que considero la ciudad más hermosa del mundo.

Pedro Rojano
Punto y Seguido


Palm Jumeirah

lunes, 12 de enero de 2015

UN AÑO MÁS: REESCRIBIR.

"En la Puerta del Sol, como el año que fue, otra vez el champán y las uvas y el alquitrán de alfombra están. Los petardos que borran sonidos de ayer y acaloran el ánimo para aceptar que ya, pasó uno más. Y en el reloj de antaño, como de año en año, cinco minutos más para la cuenta atrás. Hacemos el balance de lo bueno y malo, cinco minutos antes de la cuenta atrás…"

Un año más (Mecano, 1988)

Siempre acabo el año escuchando esta canción de Mecano, y suelo empezarlo oyendo uno de sus discos, una manía como otra cualquiera, pero ésta es la mía. Los que escribimos, a uno u otro nivel, tenemos varias. Manías, digo. Y hoy quiero hablar de una que se ha convertido en doctrina: La Reescritura. (Volver a escribir lo ya escrito introduciendo cambios o dándole una nueva interpretación)



¿Y a qué mezclar churras con merinas? ¿Qué tiene que ver una canción de fin de año con el arte del reescribir? Todo y nada. La nada es la obviedad. El todo es de lo que se trata esta entrada. Acabar un año es como terminar un relato, una tesis, una poesía, un ensayo, una novela. Lo hemos hecho lo mejor que hemos podido o las circunstancias nos han permitido, y cuando llegamos al final, recapitulamos, releemos, hacemos el balance de lo bueno y malo,  y comenzamos de nuevo. Más resabiados. Más dispuestos. Repasamos los errores, enmendamos, corregimos, mejoramos,  eliminamos personajes, añadimos nuevos, y le damos un nuevo aire a nuestra vida, a lo que ya hemos escrito. ¿Recomenzar no es, pues,  Reescribir? Pues ya pueden pastar juntas, churras y merinas. 



Igual que en ese punto exacto donde las manecillas del reloj nos indican que dejamos un año para comenzar el siguiente, podemos hablar de una reflexión anterior y otra posterior a la escritura del texto, en la hoja exacta en que hemos terminado de escribir nuestro relato, ensayo, poesía, novela, etc. Son varios los autores que insisten en que la verdadera escritura es la reescritura:

Raymond Carver: No me gusta dejar mi relato así como está. Prefiero retomar una historia después de haberla escrito y continuar trabajando, cambiando. Hay una razón: La revisión me guía forzosamente al centro, hacia el verdadero argumento de la historia, porque se trata de un proceso, no de una realidad bien definida.  
Juan José Millas: La tarea de la reescritura es apasionante y se puede comparar con la del carpintero, que corta, pule, encola

No hay una sola manera de reescribir. Se trata de ver aquello que no vimos en la escritura inicial y mejorarlo, pulirlo, acercarlo a nuestra idea original del texto. En las sucesivas relecturas se va perfilando la revisión: El principal esfuerzo que debemos exigirnos es que nuestro relato fluya sin perder la cadencia ni el rumbo. El pulso narrativo no debe fallar en ningún momento. Cada paso que demos debe estar ligado al primero y tender hacia el último. Debe haber armonía entre todos sus elementos y un ritmo que no decaiga. En definitiva, se trata de que el texto aparente ser natural, gracias al exhaustivo trabajo de la reescritura. 

La reescritura incluye no sólo revisión de tono, de trama, de personajes o atmósferas, sino también revisiones verbales, sintácticas, semánticas, gramaticales… Un método de comprobación de las variaciones atmosféricas narrativas, por poner un ejemplo, sería rellenar un mismo texto con adjetivos y adverbios diferentes y ver cómo funciona en nuestro texto según el efecto que queramos obtener. Un adjetivo bien puesto abre un campo de sugerencias: 

1. Texto base sin adjetivar: 
Un hombre conoció a una mujer en el metro y le propuso ir a tomar un café. La miró. Ella no respondió. (Efecto: Ambos están en el mismo nivel psicológico)

2. Texto adjetivado: 
2.1.Un hombre sumamente delgado, conoció a una mujer fornida en el metro y, tímido, le propuso ir a tomar un café. La miró admirado. Ella, altiva no respondió.  (Efecto: El hombre es más débil que la mujer)

2.2.Un hombre violento conoció a una mujer inocente en el metro y, excitado, le propuso ir a tomar un café. La miró, morboso. Ella, indecisa, no respondió. (Efecto: La mujer es más débil que el hombre). 


Hay que tener en cuenta a la hora de reescribir que si existe un sustantivo para nombrar correctamente un concepto, no debemos apelar a una serie de adjetivos para explicarlo. 

La descripción, a menudo con ayuda de documentación, también es algo importante que debemos revisar en nuestra reescritura. Hay que imaginar con toda precisión cómo ha de ser determinado objeto o ademán y explorar las palabras justas para describirlo. 

Lawrence Durrell: No puedo recordar ninguna de las flores silvestres de las islas griegas sobre las que escribo con tanto éxtasis, tengo que buscarlas en los libros. Y, Dylan Thomas dijo una vez que los poetas sólo conocen dos pájaros, el gorrión y la gaviota, y los demás tienen que buscarlos en los libros también. 

También es preciso evitar en un relato el exceso de lirismo o de retórica, del vocablo o la metáfora decorativa. La naturalidad debe guiar nuestro trabajo. 

William Strunk: Una frase no debe tener palabras de más, igual que un dibujo no debe tener líneas de más, ni una máquina piezas de sobra. El escritor debe escribir las palabras y frases precisas. 

Ernesto Cardenal: Evitar los lugares comunes, tópicos, frases hechas y expresiones gastadas. 

Mi parte favorita de la revisión es la puntuación. Procuro que no se me escape ni una tilde, ni una coma, ni un punto. Muchas veces, cuando me escriben, el primer posdata de la carta suele ser: Perdona si me he saltado alguna tilde. Me río, pero la verdad es que siempre he sido muy "tikismikis" con este tema y los que me conocen lo saben bien. Los signos de puntuación destacan las intenciones del autor. Yo soy de las que abusan de las comas, y en mis revisiones me cargo más de la mitad de ellas, aunque también peco, como hacía Óscar Wilde, de quitarlas en la primera revisión y volver a colocarlas en la segunda. (Soy la tonta de las tildes y las comas). 


En definitiva:

Cuando reescribimos debemos eliminar las palabras, frases, párrafos, páginas enteras incluso, que no aporten significación al relato, novela, etc. Es  conveniente emplear frases sencillas, adjetivaciones precisas, comparaciones funcionales y metáforas apropiadas. 
Y, tener en cuenta, que un relato no es un relato cuando informa más que narra, cuando no hay ningún tipo de transformación entre el principio y el final, cuando no crece a medida que avanza, cuando explica lo que no es necesario, hace referencias ambiguas, está constituido por un léxico estereotipado, sus frases son confusas y cuando no presenta una coherencia integral. 

O, lo que es lo mismo, si seguimos con la comparación que hacía al principio, cuando hablaba de churras y merinas: Tratar de que nuestro nuevo año mejore el anterior, añadiendo lo que nos falta, eliminando lo que nos sobra, aprendiendo de lo vivido y dejándonos sorprender con lo nuevo. 

A reescribir se aprende reescribiendo. 
El escritor se hace reescribiendo. 

En la Puerta del Sol, como el año que fue, otra vez el champán y las uvas y el alquitrán de alfombra están...


Punto y Seguido




Bibliografía: Cómo lo reescribo de Silvia Adela Kohan

jueves, 8 de enero de 2015

¿DE VERDAD?


Que sí, que podéis salir ya, venga que ya pasaron.

¿Estás segura? ¿Segura del todo? De que terminaron las comilonas, los restos en el frigorífico, el turrón, los mazapanes, el roscón de reyes, los regalos obligatorios  ¿de verdad?   Si salimos ya... ¿no habrá algún vecino despistado que nos felicite el año nuevo? Creo que vamos a esperar, ahora seguro que hay colas en las rebajas, es imposible aparcar y los compañeros estarán de mal humor, mejor nos quedamos así un mes más.

                               Imagen  de ffffound.com


                                            Loli Pérez, Punto y Seguido