Cuando algo se puede leer sin esfuerzo es porque hay mucho esfuerzo en su escritura.
Enrique Jardiel Poncela.
Hace poco leí uno de los libros de Jean Larser sobre cómo crear una novela, en concreto hablaba sobre la planificación, y estoy de acuerdo con él en que escribir es una suma de talento, inspiración, genio y pasión, pero también es una técnica y, como todas las técnicas, hay que tener la humildad suficiente para aprenderla y adaptarla a nuestro estilo propio.
Durante estos últimos años he conocido a un sinfín de personas que escriben, unas publican y otras no, y siempre me han llamado la atención quienes consideran que escribir es sólo talento e inspiración. Defienden su teoría a capa y espada y no permiten que nadie, ni siquiera ellos mismos, les cambie una coma de sitio o mucho menos que les inviten a reescribir su texto.
'Porque lo escribí así, del tirón, y perdería frescura y espontaneidad. Además, a mis amigos les gusta así'.
Obviamente, ninguno de ellos ha visto publicado su texto, ni lo verá, pero también es cierto que sus amigos los seguirán leyendo y aplaudiendo. No podría ser de otra manera. Son amigos, ¿no? Aunque yo soy de las que prefiere que mis amigos me digan que puedo mejorarlo y que me aplaudan cuando lo haya trabajado y corregido tantas veces que queden asombrados por el resultado.
Pero no sólo se trata de corregir un texto cuando ya está escrito, se trata de seguir una técnica mientras lo escribes, y esa técnica, sobre todo en novela, es la planificación. Una idea original siempre es el punto de partida; pero la planificación, la estructura, la ambientación, el desarrollo de personajes y escenas, el estilo, la corrección, etc, son los pilares fundamentales para conseguir nuestro objetivo, que es dar coherencia y credibilidad a lo que estamos contando y que al terminar nuestra obra, ésta tenga sentido y pueda publicarse.
En resumen, lo que viene siendo hacer un esquema y seguirlo más o menos a rajatabla para conseguir unos buenos cimientos y una estructura estable sobre la que seguir construyendo a medida que la obra avanza. (El símil con la construcción me viene de perlas, es un ámbito que conozco demasiado bien). Los esquemas, además, tienen la función de mantener las subtramas subordinadas a la trama principal y evitarán que te disperses. No hay que olvidar que estos esquemas son un proceso vivo, como la escritura.
Por tanto, es esencial, sobre todo a la hora de escribir una novela, elaborar un guión con todos los pasos a seguir de principio a fin. No es que se vaya a seguir al pie de la letra, hay que dejar hueco a la improvisación, pero sí una guía que nos diga en todo momento dónde estamos y adónde queremos llegar y cómo. Este guión o línea argumental evitará que tengamos que andar retocando continuamente nuestra obra.
La estructura más básica en la que se puede dividir una novela es la de tres actos donde el inicio y el final deben contener cada uno un 25% de la longitud de la novela, y el 50% restante sería el nudo, pero existen tantas como escritores hay y cada uno debe encontrar la suya, esa propia donde recoger el plan de su historia y que puede ser tan detallado como se necesite.
Para terminar, os dejo con una frase de Randy Ingermanson que también encontré en el libro de Jean Larser:
'Todas las buenas novelas están diseñadas de antemano'.
Punto y seguido
Nota1: Imágenes tomadas de internet.
Nota2: Ideas tomadas del libro Cómo crear una novela. La planificación, de Jean Larser, un libro que junto a Cómo crear una novela. La Estructura, os recomiendo.
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