Ayer,
17 de octubre, con motivo de la conmemoración del primer Día de la Escritora, instaurado por la Biblioteca Nacional para reivindicar
el protagonismo de las autoras hispanoamericanas, en el CAL (Centro Andaluz de
las Letras), Ana Cabello nos deleitó con una estupenda charla sobre la
incidencia de los premios literarios en las escritoras de posguerra, y como estos significaron «un cuarto propio».
La guerra dejó a España huérfana de
escritores, a lo que luego se sumaría el estigma de la censura. Para fomentar el
resurgimiento cultural se instauraron varios premios literarios, entre ellos el
Nadal en 1944, que nos deja la primera «sorpresa» para una época extremadamente
machista: gana la novela Nada de
Carmen Laforet, una joven de veintitrés años, desconocida. Este fue el puntapié
inicial de la carrera por la visibilidad de las escritoras españolas,
escondidas tras los delantales de cocina y la sonrisa de buenas esposas.
Carmen Laforet
Las que continuaron con esta carrera le
deben mucho a Laforet por haberse atrevido y, sin lugar a dudas, a aquellos
«limpios» concursos literarios que elegían las obras antes de abrir las plicas…
Aún así muchas tuvieron que ocultarse tras un pseudónimo masculino, como las
escritoras del siglo XIX. Nada fue un
hito en el empoderamiento de aquellas mujeres, que fueron atacadas,
abiertamente, en los medios gráficos, por su osadía a dejar de ser «sólo señoras
de su casa». Porque los premios literarios, entre 1944 y 1959, dieron muchas
alegrías a las escritoras, y eso clavó una espina gorda en el machismo español.
Carmen Laforet, Ana María Matute, Carmen Kurtz, Elena Quiroga, Carmen Martín
Gaite, fueron algunas de las que ganaron esos premios: Nadal, Planeta o
Elisenda Montcada. Abrieron el camino a las que vendrían después, una
generación apoyada por el feminismo.
Aquellas mujeres se alegraban con poder escribir en el ítem de su ocupación:
escritora, en lugar de sus labores. Soportaron múltiples
ataques de los incrédulos hombres escritores, que tuvieron que lidiar con la
igualdad que significa contar en sus currículos con el mismo galardón. Pero,
para no revolver demasiado las aguas, debían mimetizarse en el medio para no
envalentonar a la tan temida censura. Como demostración, Ana Cabello nos trajo
fotos de las revistas de la época: las escritoras recibiendo los premios junto
a sus maridos, dándole de comer a sus hijos, aclarando que no descuidan su casa,
etc. Y tras ellos la sorna extrema de revistas como La Codorniz que, para hacer hincapié en los muchos premios literarios
que se llevaban las mujeres, sobre todo el Nadal, creó el Premio Dedal…
Ana Cabello
El corolario es un profundo agradecimiento a esas escritoras que nos
abrieron el camino, y a los premios literarios, que las dejaron ser.
Andrea Vinci
Punto y Seguido
PD:
Hoy, en El País, se puede leer esta nota titulada: Nosotras escribimos. En ella
aparece lo siguiente:
«Si una palabra
vale a veces más que mil imágenes, algunas cifras valen en ocasiones más que
cien mil palabras. En este sentido, los datos de la presencia de mujeres en las
altas instituciones y en las listas de grandes galardones literarios conforman
un poema de realismo sucio. Solo 10
mujeres en 300 años de historia han
ocupado un sillón de la Real Academia Española de la Lengua. El Premio Nacional
de Narrativa, instaurado en el ya democrático año 1977, solo ha distinguido a dos autoras —Carmen Martín Gaite y
Carme Riera— en sus 38 ediciones.
Solo ha habido 4 mujeres de 38 Premios Cervantes y 14 mujeres entre 113 Nobel de Literatura.»
Estupendo resumen Andrea, la intervención de Ana Cabello fue clara, amena y muy bien documentada. Es un placer escuchar a alguien que conoce un tema y que sabe comunicar su saber sin aburrir.
ResponderEliminarLos números a los que hace referencia la prensa son tristemente ciertos...no ha cambiado tanto el mundo.
Gracias por leerme, aunque disfrutamos de la conferencia a un par de metros de distancia.
EliminarMuchas gracias a las dos y sobre todo a ti, Andrea, por este magnífico resumen de la conferencia. Me alegra contar con un público tan inteligente y entregado. Un abrazo grande, Ana
ResponderEliminarAna, muchísimas gracias por pasar por nuestro blog. Esta entrada te la debemos a ti, a tu magnífica conferencia.
EliminarUn saludo de mi parte y de todo Punto y Seguido