«Ángel Azul», Silvia Ji |
—¿Cómo se llamaba? —preguntó airado el maquillador, al comprobar que del cadáver no colgaba ninguna identificación.
—¿Por qué? —preguntó su ayudante desde el umbral.
El maquillador acercó su rostro al del cadáver, lo examinó, y simulando profesionalidad explicó:
El maquillador acercó su rostro al del cadáver, lo examinó, y simulando profesionalidad explicó:
—No es lo mismo maquillar a una Marilyn, que a una Santa Teresa.
—En el informe consta como sin identificar. De todas formas, no parece que fuese ninguna santa —dijo sonriendo el ayudante.
El maquillador lo miró indignado.
—¡Márchese de una vez! —le ordenó.
El ayudante se disculpó y abandonó la sala. El maquillador comprobó el informe, observó indeciso el cadáver y finalmente apagó las luces. En la penumbra contuvo la respiración y pasó su mano sobre el cuerpo de la chica sin llegar a tocarla. Con la punta de los dedos rozó el pubis inerte. Retiró el brazo tembloroso y dio un paso atrás secándose el sudor de la frente. Aún no había superado su timidez con las desconocidas.
«Cuando vivíamos aquí»
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