(…)
Tu
hermano se retorcía con gestos de dolor, se tiraba al suelo rodando
hasta quedarse con las piernas estiradas y los brazos en cruz sobre
el asfalto, inmóvil, con los ojos muy abiertos. Soplabas sobre el
cañón, te enfundabas la pistola en la cintura y silbabas la melodía
de una película del oeste andando sobre los talones. Le dabas la
mano, él se levantaba de un brinco y os ibais a merendar tan
campantes.
Me
gustaba que dejaras de ser el chico serio de la vecina de enfrente y
te transformaras en un villano de ojos grandes y puntería certera.
Con aquella pistola te sentías poderoso. Sólo tenías que decir lo
que querías para que te obedecieran.
(…)
El cowboy de guante negro
Un relato de Loli Pérez
Este relato al completo podréis leerlo en nuestro libro:
Maneras de desandar el tiempo.
Punto y seguido 2015.
Nota: Maneras de desandar el tiempo se presentará el día 1 de Octubre en el Ateneo de Málaga, sito en calle Compañía núm. 2
¡Muy bien, Loli! En segunda persona y con los recuerdos de infancia.
ResponderEliminarGracias Javier!!
ResponderEliminarUn ejemplar ya va caminito de Vallecas.
Abrazos