jueves, 24 de septiembre de 2015

DESANDAR EL TIEMPO


Fotografía de Inma Reina
(...)
—¿Te gustó aquello que te hice? —dijo.
—¿El qué? —pregunté.
—Que te tocase aquel día en la sacristía.
Me ruboricé. Después de la comunión nunca había vuelto a pensar en aquello. El deseo que sentía por Desi no lo relacionaba con aquel día. Me encogí de hombros.
—Aquello no estuvo bien —dije.
—¿Te lo has hecho tú sola alguna vez? Negué con la cabeza.
—Eras tan inocente que no pude resistirme. No lo hice porque me guste hacerle eso a las chicas. Lo que me excitaba era hacértelo a ti, poder enseñarte algo que ni siquiera imaginabas que existía. Meter tu cabeza a través del espejo para que vieses lo que había al otro lado.
—¿Qué espejo? —pregunté. Ella se rió.
—¿Quieres que te lo vuelva a hacer?
Me sonrojé aún más, pero descubrí que, como alumna curiosa e inexperta, aquella primera y única lección siempre me había sabido a poco.
—¿No es mejor que me lo haga un chico?
—¿Tú crees que alguno de esos sabe lo que tiene un chica entre las piernas? —dijo incorporándose y señalando con la barbilla a los dos chicos que nos habían acompañado.
(...)

Fotografía de Inma Reina



Desandar el tiempo
Un relato de Mauricio Ciruelos



Este relato al completo podréis leerlo en nuestro libro: 

Maneras de desandar el tiempo. 
Punto y seguido 2015.





Nota: Maneras de desandar el tiempo se presentará el día 1 de Octubre en el Ateneo de Málaga, sito en calle Compañía núm. 2.  





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