(...)
Miércoles 17 de diciembre
Seis de la mañana. Esta hora es patrimonio de nadie. En la calle se
cruzan los noctámbulos de vuelta y los madrugadores que esperan la ayuda de
Dios que les prometió el refrán. Una hora incierta, como cantó Sabina. A las
seis de la mañana me siento capaz de escribir, yo qué sé ( tú dirías: qué sé
yo), En busca del tiempo perdido, los siete tomos ( ¿o eran seis?). Tengo que
leer a Proust. Tantos lo valoran y lo citan y yo apenas me quedé en la
magdalena. Leo un libro de Piglia: Crítica
y ficción. El capítulo sobre el género policial. Es muy interesante. ¿Te conté que una vez
estuve considerando, no seriamente pero sí de manera insistente, hacerme
detective privado? ¿Te imaginas? Ahora me da la risa. Me había quedado en el
paro y pasaba muchas horas en el coche, esperando. Esperando que los niños
salieran del colegio, de sus actividades extra escolares... Luego comencé a
trabajar en el despacho y mi labor principal era hacer gestiones
administrativas " de costa a costa", por lo que conducía mucho y
también esperaba mucho sentada en el coche. En el coche se piensa muy bien,
bueno, tú lo sabes, también lo has practicado. Pues eso, me imaginaba llevando
investigaciones privadas, cosas de poca monta: adulterios, engaños a las
compañías de seguros...lo que aquí hacen los detectives privados. Con los casi
cuatro cursos de Derecho que había terminado, estaba habilitada para hacer
estudios cortos de Criminología. Después me postularía en una agencia de
detectives para llevar la morralla que no quisiera el propietario. Y pasaría
muchas horas en el coche, siguiendo a las pijas adineradas y aburridas que le
eran infieles a sus maridos o viceversa. Sentada en el asiento del conductor,
comería almendras saladas y bebería latas de coca cola sin descanso (cosa que
ya hacía, pero sin coartada), mientras esperaba a que el que fuera saliese de
algún portal.(Mientras esperaba es el título de otro relato que empecé y no
terminé, pero esa es otra historia).Con mi aspecto no levantaría sospechas y,
entretanto, me leería la Literatura Universal (empezando por Proust).
Finalmente no me hice detective, pero sí me saqué la carrera de letras
estudiando las asignaturas en el coche mientras esperaba que abrieran el
Registro del Ayuntamiento de Vélez, la Oficina de Recaudación de Estepona o la
puerta del colegio de mis hijos. Por cierto, no me leí la Literatura Universal,
ni siquiera empecé con Proust, pero sí que descubrí a muchos "sospechosos
de adulterio" saliendo de portales a horas inciertas. Juraría que venían de
" fornicar extramatrimonialmente" , tenían toda la cara de eso.
Bueno, tal vez sólo haya que decir fornicar, eso no se hace dentro del
matrimonio, al menos no con ese nombre.
(...)
Querida Viviana A.
Un relato de Inmaculada Reina
Este relato al completo podréis leerlo en nuestro libro:
Maneras de desandar el tiempo.
Punto y seguido 2015.
Nota: Maneras de desandar el tiempo se presentará el día 1 de Octubre en el Ateneo de Málaga, sito en calle Compañía núm. 2.
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