sábado, 28 de septiembre de 2013

LA MIRADA DEL ESCRITOR

Para escribir se necesita mirar a fondo, construir una mirada que ordene la realidad. Hay que mirar de una manera especial para poder contar de una manera especial. Hay que seleccionar, combinar, estar atento al detalle y prestar atención a todo lo que nos rodea, porque cualquier detalle que pasa inadvertido a la vista de cualquiera, justo ese es el que hace saltar la chispa del escritor.

Unas veces es una mirada, otras un gesto, un olor, una manera de sonreír, o de vestir, tal vez una fila de gente en un lugar inusual, un objeto que no está donde debiera, o un recuerdo que destaca entre los demás en un momento determinado.

La mirada tiene relación con el foco, con el enfoque y con el objeto de la realidad que se enfoca. Una mirada asustada puede ver sombras en un día luminoso. Una mirada romántica no verá lo mismo que una mirada piadosa, ni una mirada optimista lo que una pesimista. Un niño no mira igual que un anciano un parque infantil, etc.

Actualmente se dice que la mirada del escritor se ha hecho más introspectiva, más superficial y más inmediata, y que narra aspectos de la vida cotidiana en los que antes no reparaba. Lo cierto es que en cualquier época, cada mirada es la que el escritor de turno practica.



Me parece interesante finalizar esta entrada con un par de miradas inquietas:

Umberto Eco:

Mis tres primeras novelas nacieron todas de una idea seminal que era poco más que una imagen: ésta fue la que se apoderó de mí y me hizo desear seguir adelante. 

El nombre de la rosa nació cuando hirió mi imaginación la imagen del asesinato de un monje en una biblioteca. Esa imagen me pidió, en determinado momento que le construyera algo a su alrededor. 

Con El péndulo de Foucalt fueron dos imágenes, la del Péndulo, que había visto por primera vez hacía más de treinta años en París, y me había impresionado, y la segunda fue una mía mientras tocaba la trompeta en un funeral de partisanos. Sentía que esas dos cosas podía contarlas. ¿Cómo se llegó del péndulo a la trompeta? La respuesta a esta pregunta me llevó ocho años, y es la novela. 

Péndulo de Foucalt (Panteón de París)

Con La isla del día de antes partí de dos imágenes muy fuertes, evocadas en respuesta casi inmediata a la pregunta: si tuviera que escribir una tercera novela, ¿qué podía contar? Después de tanta cultura en las novelas anteriores, pues naturaleza y nada más. ¿Y dónde estaría obligado a ver sólo naturaleza? Poniendo a un náufrago en una isla desierta.

Raymond Carver:

Son muchos los escritores que poseen abundante talento; no conozco a escritor alguno que no lo tenga. Pero la única manera posible de contemplar las cosas, la única contemplación exacta, la única forma de expresar aquello que se ha visto, requiere algo más. El mundo según Garp es, por supuesto, el resultado de una visión maravillosa en consonancia con John Irving. También hay un mundo en consonancia con Flannery O'Connor y otro con William Faulkner, y otro con Ernest Hemingway... Cualquier gran escritor, o simplemente un buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especificidad.

Raymond Carver

Tal cosa es consustancial al estilo propio, aunque no se trate únicamente, del estilo. Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Éste es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero, un escritor que posea esa forma especial de contemplar las cosas y que sepa dar una expresión artística a sus contemplaciones tarda en encontrarse.



Punto y  Seguido



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