No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, con la misma pintura verde mate de hacia veinte años, pero ahora le pareció ridículamente pequeña y endeble. Al llegar al final del pasillo le dio una calada al cigarro y se giró para volver a mirarla. Recordó a la niña con patines y coletas que cada tarde atravesaba el umbral tras volver del colegio. Exhaló el humo despacio, apagó el cigarro y volvió a recorrer el pasillo, sin prisa. Al pasar junto a la puerta verde la rozó con la punta de los dedos, como tantas veces había hecho de niño.
Relato Ganador 4 Semana del Certamen
Relatos en Cadena 2011-2012
Me encanta, podría leerlo mi veces más y siempre me produce la misma sensación.
ResponderEliminarMe alegra que le guste esta breve inmersión nostálgica en uno de esos instantes, tan únicos e irreales, en que se van transformando, con el paso de los años, los recuerdos de la niñez.
ResponderEliminarGracias por su comentario.