M.Escher |
pisó el freno, pero era demasiado tarde. Todo el día divagando en círculos. De casa al trabajo, del trabajo a casa, limpiar
la piscina, cortar el césped, cambiar una bombilla, llevar a los niños al
tenis, la barbacoa del domingo, contratar el castillo inflable.
En aquel instante quiso dar un vuelco a su vida.
Entró demasiado rápido en la curva —¡Dios!— exclamó,
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