El pasado 14 de mayo, con ocasión de la Feria del Libro de Málaga, el Centro Andaluz de las Letras invitó al escritor Andrés Neuman a presentar su libro No sé por qué y Patio de locos, en el Museo del Puerto (Palmeral de las Sorpresas - Muelle2).
En este libro doble se reúnen los últimos poemarios del autor, que fueron publicados por separado, en Argentina (Ediciones del Dock, 2011), Mexico (Textofilia, 2011 y 2012) y Perú (Estruendomundo, 2011), y que han sido recuperados y revisados para esta nueva edición. Publica la Editorial Pre-Textos. (Colección La Cruz del Sur).
Andrés Neuman, (1977), poeta, traductor, novelista, cuentista, aforista, cronista, bloguero, y ganador de premios tan importantes como el Premio Alfaguara por su novela El viajero del siglo, y el Hiperión por su poemario El tobogán. Sus libros han sido traducidos a doce idiomas. Formó parte de la lista Bogotá-39 y fue seleccionado por la revista británica Granta entre los 22 mejores narradores jóvenes en español.
Andrés llegó puntual, con camiseta roja y cartera al hombro, (y chaqueta, por si refresca, comenta). Antes que al escritor, abracé al amigo, y después, tomé asiento en primera fila y me dispuse, como aquel día en el que nos conocimos, a tomar notas de su charla. La sala, con vistas al Puerto, se llenó al completo, y Andrés, encantado por el entorno y asombrado por el gigantesco barco crucero que teníamos al frente, comentó: «Nuestro trabajo es lo pequeño, la artesanía de lo minúsculo. Hoy, la situación espacial nos deja al borde de la poesía. La poesía es eso que nos quita las palabras de la boca. Me parece que hoy va a ser un día lleno de metáforas»
Tras la magnífica presentación a cargo del poeta y crítico literario Antonio Jiménez Millán, Andrés muestra el libro en alto y comenta que la ilustración hace referencia a uno de los poemas del libro: «Las cabezas gravitan como globos. Hace referencia a la doble identidad del libro y a la línea de intersección entre ambos. La continuidad de los dos libros funciona como un espejo».
* Rescato las palabras de Neuman de mi bloc de notas y las transcribo:
El libro está lleno de humor y de partes terribles. Creo cada vez más en el humor como forma de abordaje. Este libro es como una especie de vinilo, con su cara A, y su cara B. La cara A es más clara, más amable, con sus altibajos, la de la canción bailable, el single. La cara B es para los frikis. Escribí los dos libros entre 2008, 2009 y 2010, bajo la premisa de volverme un poco loco. El motivo de esa locura me ayudó a buscar el desorden y el tono fluido y fresco. Quité los signos de puntuación no por vanguardismo, sino para conseguir la fluidez que buscaba. Fluidez en sentido literal, y que la sintaxis de los versos se asociaran como ellos quisieran. Los poemas son, pues, ambivalentes, pero no ambiguos. Se pueden leer de más de una manera.
No sé por qué comencé a escribirlo en Buenos Aires. Fui en busca de poesía argentina contemporánea. Y me di cuenta de que mi tono no era ese tono. Y quería escribir con ese tono. Para no perderlo, lo empecé a escribir allí. Todos empiezan con el encabezado no sé por qué y se sustentan en una actitud de sospecha. Tratan de seguir la idea de que una buena pregunta genera otras. Asombros en bucle. Me prohibí hablar del amor, del paso del tiempo, y aunque también hay algún poema político en el sentido de la calle, de lo que hablo es del misterio de lo inmediato. Se trata de un lirismo feísta, (ganas de celebrar la fealdad, no lo feo).
Tras estos apuntes, Andrés procedió a leer una serie de poemas de esa cara A llamada No sé por qué. Me apunto una frase: La muerte pesa menos sobre varias espaldas.
De Patio de Locos decir que si en No sé por qué saboteé la métrica, (el libro entra y sale de la métrica para darle belleza deforme), en Patio de Locos, como compensación del caos del principio, uso una métrica más clara, pero sin que se note demasiado. Patio de Locos es un manicomio donde hasta los guardianes de la razón y el narrador están locos también. El narrador no puede jamás estar al margen de aquello que describe. Es un narrador progresivamente enajenado de la locura que describe.
En realidad se trata de un experimento de tres géneros. Me gusta hacer zapping de género. Algunos poemas tienen parte de cuento, y algún amigo me dice que es una novela en verso. Es un libro de poemas que coge el modo de la novela y la vuelve loca. Este manicomio surgió después de la gira que hice con El viajero del siglo.
Termina la charla leyendo una serie de poemas, y finaliza comentando: No sé por qué quiero tanto al loco de la muleta rota.
Unas preguntas, unas respuestas, unas risas, aplausos, y se da el acto por concluido. Acompañamos a Andrés a la caseta donde lo espera el público para la firma de libros. Se demora un poco con nosotros. (Un mucho). Es difícil despedirse de Andrés Neuman a la primera.
Muchos abrazos después, y con el libro dedicado, me marcho con mis compañeros de Punto y seguido. Cuando miro para atrás, él aún tiene la vista y la mano en alto. (También la sonrisa). Y nos despedimos con un guiño, y un hasta pronto.
Muy buen resumen Isa. Permíteme una frase de Andrés que rescaté de su presentación y que me resultó interesante para aquellos a los que nos gusta escribir y aprender de los buenos: "Una buena alegoría es aquella que no se nota mucho".
ResponderEliminarGracias, Pedro. Es difícil hablar de un amigo tan querido, que a la vez es un escritor taaaan querido.
ResponderEliminarMuy buena la frase, gracias.
Isa, me encanta tu crónica, el libro de Neuman y el rato que pasamos aquella tarde.
ResponderEliminarabrazos