Hay días que me convierto en sirena. Ansío agua, desesperadamente. La busco al regar las plantas. La encuentro al lavar los platos. La chapoteo al limpiar el suelo. La olfateo en la colada. Pero esto no sacia mi libido de sirena incomprendida, por eso, entre burbujas, me meto al baño.
Publicado en «Cuando vivíamos aquí»
En mi tierra hay un refrán que dice: La mujer cuando es muy ardiente, de cuando en vez se vuelve sirena, para así meterse al agua y apagar la candela.
ResponderEliminar(Todo expresado de buena onda)
¡Saludos!
Quitemos el tapón para ver si el remolino gira en el sentido de las agujas del reloj o en contra.
ResponderEliminarJa, ja, ja, Mauri...
ResponderEliminarY Juan Carlos, gracias por leerlo!!!!