Esta mañana he salido de casa vestida de encuestadora, es decir, ojos y oídos bien abiertos y una pregunta en la cabeza: ¿De dónde vienen las historias? Le he formulado la pregunta a todo aquel que me lo ha permitido. Os dejo una muestra de las respuestas.
«De una frase que se convierte en imagen, que se transforma en idea, que se transmuta en palabras, que se plasma en papel o en archivo de computadora, y que descansa en una cajón propio o informático», me cuenta Andrea Vinci, con la velocidad fulgurante a la que trabaja su imaginación.
Esto es lo que responde Isabel Merino, después de reflexionar un poco apoyando su bolígrafo de swarosky en los labios, y de sopesar la pertinencia de lo que dice:
«A veces, surgen porque sí. Me siento frente al papel en blanco, de noche, cuando hay más silencio, y empiezo con lo primero que me surge en la mente, y a partir de ahí, sigo a ver adónde llego. Me funciona más cuando tengo una fecha o un compromiso de entrega, como si trabajara mejor bajo presión. No siempre resulta. Y no siempre puedo escribir frente a un papel en blanco, así que uso disparadores, y en un alto porcentaje de casos, mi disparador de ideas favorito es tirar de mi biblioteca, de mis autores o libros favoritos. Escojo una página al azar u hojeo hasta que una frase me llama la atención. Esa frase no la uso en mi relato, pero sí me genera ideas, sentimientos o personajes, y generalmente la asocio con algún recuerdo o anécdota mío o de otros, que estaba esperando ser contada. Otras veces provienen de imágenes. Y otras de mi propia observación cotidiana. Y luego está ese porcentaje pequeñito que no sabría explicar, como si las ideas se revelaran solas y quisieran contarme algo y que yo lo transcribiera. En definitiva, la mayoría de las veces que me siento a escribir, si no hay una consigna previa, nunca sé de antemano sobre qué voy a escribir, o qué personajes me van a surgir».
Pedro Rojano me contesta esto:
«A mí me vienen las ideas por una frase, una palabra que me suscita la historia. La historia va formándose en mi cabeza (supongo que con todos los temas que me rondan siempre) y cuando comienzo a escribirla casi nunca sé cómo va a terminar. Rara vez comienzo el relato conociendo la historia de antemano», sonríe, se rasca un poco la cabeza, saca su cuaderno de notas y se pone a escribir. ¿Será por algo que he dicho yo?
Miguel Nuñez me contesta:
«Cada historia viene de otra historia anterior. Un recuerdo, una imagen, una lectura son historias anteriores que iluminan la que queremos contar». Vale, Miguel, pero ya podías haberte estirado un poco más.
«Mis historias saltan de una imagen cuando voy en el autobús, de un niño pequeño de la mano de su abuelo, de un recuerdo que aparece después de una conversación, de una fotografía...También hay libros y escritores que me inspiran porque sus relatos o historias son parecidos a mis vivencias y, al leerlos, despiertan esa parte de la memoria que estaba dormida». Loli Pérez me contesta a la carrera. Tiene mucho que mirar y escuchar hoy, muchos libros que leer...Adiós, Loli i Que te cunda el día!
He tenido que perseguir durante todo el día a Mauri Ciruelos para que me diera una respuesta. Finalmente me ha regalado, más que una respuesta, un relato de intriga.
«Las historias se encuentran al final de la madriguera de conejo que atraviesa el cerebro de quien se atreve a enfrentarse a la hoja en blanco, dispuesto a averiguar que hay tras la puerta de Tannhaüser».
Tal vez os preguntéis (o quizás no) qué opino yo de este asunto. Pues es que tengo que asomarme un rato a la ventana, ver la tele, hablar con mi hija por teléfono, leer el periódico y una novela que me compré ayer, ordenar la caja de las fotos antiguas, ir al supermercado y al museo, echarme una siestecita y consultar con la almohada y creo que se me está olvidando algo. Puede que después de todo esto, tenga algunas historias que contaros.
(Continuará)
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ResponderEliminarLa ilustración está chulísima!!
ResponderEliminarEl texto estupendo, ahora a ver si atrapo alguna :))
Ahora mismo estoy sentada en mi escritorio, y las ideas revolotean a mi alrededor, otras se esconden entre los libros de mi biblioteca particular... alguna se me acerca sigilosa. Creo que quiere ser relato. Voy a darle el gusto.
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