miércoles, 14 de septiembre de 2016

LA PLATA: CIUDAD LITERARIA


Pensar en la ciudad de La Plata (Argentina) me lleva, inevitablemente, a mi infancia. Todos los años volvíamos a hacerle una visita, y todos los años vivía el mismo entusiasmo. Por esto, y por lo que hoy significa culturalmente, le dedico esta entrada.


La ciudad es un cuadrado perfecto atravesado por dos diagonales. Algunos dicen que esta forma remite a los símbolos masónicos de la escuadra y el compás, la conspiración de la razón sobre la religión... Las calles no tienen nombres, sino números, al estilo NY, y la caracteriza la Universidad que recibe estudiantes de todo el país y del extranjero, haciendo de ésta una ciudad joven.


Los recuerdos de mi infancia sobre La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, tienen dos cenit, dos lugares que se repetían año tras año y que eran para mí el sumun de la fantasía: la República de los Niños y el Museo de Ciencias Naturales.



La República de los Niños fue inaugurada cuatro años antes que Disneylandia. Algunos dicen que sirvió de inspiración para la diversificación de la empresa Disney. Sea o no verdad, la diferencia radica en que en ésta no hay personajes marketineros y en que, en verdad, es una ciudad en miniatura, con escuela, iglesia, banco, casa de gobierno, etc. Todo en tamaño niño, con su tren, su anfiteatro, su lago con barco y, por lo menos en mi infancia, su minibús que te llevaba a pasear por todo el recinto. Fue inaugurada por Perón, y en ella no viven princesas ni ratones. No sé qué tan felices podrán sentirse los niños actuales en un lugar como ese. Me gustaría averiguarlo…




Luego, antes de la hora de cierre, me llevaban al Museo de Ciencias Naturales. Acá estimo que la impresión puede ser la misma porque ¿qué niño no se impresiona junto a un dinosaurio? La colección es estupenda, y cuenta con muchos ejemplares, además, de la Edad de Hielo, y las joyas que yo siempre quería ver: subía corriendo las escaleras porque arriba ¡me esperaban las momias!




A esa edad me era más que suficiente toda esa sobredosis de ilusión. Ahora, todo eso no pierde el encanto, pero le sumo lo literario, ya que La Plata es una ciudad de poetas. En ella nació y vivió Francisco López Merino, poeta amigo de Borges, que se quitó la vida a los veinticuatro años. Hoy, la que fue la casa de su padre es un complejo bibliotecario, el Palacio López Merino, uno de los tantos lugares donde transcurre la vida cultural de la ciudad. La lista de escritores y poetas es amplia. Encuentro a Aurora Venturini, la autora de Las primas, novela premiada que leí hace poco, y que ella escribió casi al final de sus días, y a una larga lista de poetas: Julio César Avanza, que además fue ministro, Mario Porro, Horacio Preler, César Cantoni, Sandra Cornejo, Justo María Aguilar, Guillermo Eduardo Pillía, Mario Goloboff, Estela Calvo, Ana Emilia Lahitte, y la lista sigue. Algo tendrá la ciudad de inspiradora. 



Borges junto a López Merino

A estas voces se le suman la de los escritores que vivieron en esta ciudad por unos años, como es el caso de Rodolfo Walsh o de Pedro Bonifacio Palacios, más conocido como Almafuerte. Entre las nuevas, muchas ya han traspasado la frontera, como Leopoldo Brizuela, ganador del Alfaguara 2012. En la lista sobresalen Carlos Ríos, Mario Arteca, Néstor Mux, Horacio Fiebelkorn, Eduardo Rezano, Ulises Cremonte, Esteban López Brusa, Juan José Becerra, Mariana Enríquez, Miguel Dalmaroni, Horacio Castillo, Edgardo Vigo, Gustavo Caso Rosendi, Carlos Aprea, María Eugenia López, Gabriel Bañez. Incluso podría nombrar a Laura Alcoba, que vive en Francia pero que alcanzó la fama con La casa de los conejos, novela que leí y que transcurre en esta ciudad en la época de la dictadura. Becerra, en una entrevista que le hizo el diario La Nación, dijo: «No hay una literatura platense, como tampoco hay una literatura dublinesa, a la que siempre se la confundió con la literatura joyceana. Cada autor es un mundo íntimo y formal que actúa al margen de su realidad civil.»

Teatro Argentino

Teatro Coliseo Podestá

Esta ciudad respira literatura, no sólo por sus autores, sino también por sus editoriales, que han ido surgiendo en estos últimos años. Tiene, además, muchas bibliotecas, preciosos teatros, como El Argentino y El Coliseo Podestá, ambos pilares de la cultura nacional. Y bares, universidades, centros culturales, plazas y calles amplias para pasear. Una capital de provincia que debería estar en la lista de todos los que visiten Argentina.
Andrea Vinci
Punto y Seguido


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