martes, 31 de mayo de 2016

PEZ MUERTO




Papel parafinado. Naufragio de una traición. El rostro desencajado de Bosi embarrado en el contenido del paquete. Un besugo abierto en canal. Las espinas señalándole como dedos. Ojos incrédulos en la calavera. Pronto será fiambre.
—Bosi, esta mañana han dejado esto para ti.
Le sonó a sentencia de muerte. Era su sentencia de muerte. Él lo supo antes de abrir el paquete. Apretó los dientes. A su alrededor cinco gorilas armados con estacas. No hay salida, pensó. Su cuerpo no podría huir, pero la imaginación  tendría su oportunidad. Se impulsó hacia el recuerdo. Un barco ballenero cerca de Georgia del Sur. Nadie podría encontrarle allí.

Las estacas cumplen su cometido. El cadáver de Bosi abierto en canal. Su rostro desfigurado. Y en sus ojos un reflejo azul como el viento gélido de la corriente que circunda la Antártida.


Pedro Rojano

lunes, 23 de mayo de 2016

Прохода нет (No Pasar)





Te hemos visto rondando por los alrededores al amanecer. Examinando los viejos carteles de advertencia que, repartidos por todo el perímetro, alertan en diferentes idiomas y antiguas lenguas muertas. Harás caso omiso y no tardarás en encontrar una abertura en el alambre de espino por la que adentrarte. Vagarás sin rumbo por la espesura hasta encontrar el sendero que, flanqueado por milenarios árboles muertos, lleva hasta la casa. Lo recorrerás en penumbra, bajo una bóveda siniestra de ramas secas y enmarañadas, apenas atravesada por unos débiles haces de luz solar.
En algún momento te extrañará el silencio, la ausencia de pájaros, reptiles o roedores, que se pueden encontrar por toda la región, pero aquí no. Mirarás a tu alrededor desconcertado y notarás el suelo esponjoso bajo tus pies. Tal vez te agaches, tomes un puñado de tierra húmeda y la frotes entre los dedos como buscando un indicio, y al bajar la vista, descubrirás los gusanos, cientos de cuerpos gelatinosos retorciéndose, buscando volver a ocultarse. Te limpiarás en alguno de los troncos cubiertos de musgo ocre y descubrirás miles de pequeñas arañas que, como si se tratasen de un único organismo, se moverán al unísono para intentar subir por tus dedos. Apartarás la mano, sobresaltado, y te alejarás tratando de mantener el equilibrio sobre un suelo cada vez más blando y movedizo, como si lo que pisases y donde se hunden tus pies, fuese la piel viscosa de una criatura viva.
Tarde o temprano, te detendrás frente al muro de niebla, mirarás atrás y lo atravesarás a tientas. Saldrás a la explanada de la casa, y frente al pórtico principal, confirmarás su lamentable estado de abandono. Recorrerás la galería con el crujir de la madera a cada pisada y te asomarás a las ventanas cerradas, intentando vislumbrar algo más allá de los mugrientos visillos. Detrás de la casa, sobre una montaña de correo sin abrir encontrarás el buzón que una vez estuvo en la entrada a la propiedad. Rebuscarás entre los sobres amarillentos y los viejos paquetes atados con cuerdas. Leerás los nombres emborronados, las direcciones indescifrables y las fechas de otro siglo en los matasellos, pero no te atreverás a romper ni uno solo de los sellos de lacre. Volverás al pórtico principal y frente a la puerta dudarás un instante, y será el desagradable olor que se escabulle por las rendijas lo que te hará decidirte a llamar. Y te abriremos.


Mauricio Ciruelos Gutiérrez
Punto y Seguido

Retoque fotográfico basado en una
fotografía original de Inmaculada Reina

lunes, 16 de mayo de 2016

CEFALEA



Mi marido insistió en calificarme de muy cerebral, así sin más, sin pararse a pensar en la repercusión que sus palabras podrían tener en mí. Para demostrarle que se equivocaba sopesé varias opciones y escogí la más visceral, gritarle a un palmo de su cara que se equivocaba. Él, sin inmutarse, aprovechó para agarrarme por el cuello y besarme. Creo que de todas las opciones disponibles, elegí la peor. Antes de que aquello fuese a más, decidí pararle los pies. No me rompí mucho la cabeza para encontrar una excusa.

Inma Reina + Mauri Ciruelos
Punto y Seguido 

miércoles, 11 de mayo de 2016

ENTREGA DE PREMIOS DE LA XVI EDICIÓN DEL CERTAMEN DIME QUE ME QUIERES

Como cierre y broche de oro de la 46 Feria del libro de Málaga, el pasado 8 de mayo a las 12:30, tuvo lugar la entrega de premios de la XVI edición del certamen de relatos, a nivel nacional, 'Dime que me quieres': Un certamen organizado por la red de Bibliotecas y el Ayuntamiento de Málaga, que un año más celebra este acto en la sala Iniciarte del Palmeral de las sorpresas en el Puerto de Málaga. Hasta allí nos desplazamos varios de los miembros de Punto y seguido, para acompañar a nuestras compañeras Isabel Merino y Loli Pérez, primer y tercer premio respectivamente, de esta edición. 

Miembros de Punto y seguido
Loli Pérez, Inmaculada Reina, Isabel Merino y Pedro Rojano

El día amaneció tan lluvioso como su precedente, aún así el día era bonito y la sala se llenó. Poco antes de las 12:30, un reguero intermitente de organizadores, amigos, conocidos, curiosos..., fueron tomando asiento hasta completar el aforo. Es más, muchos tuvieron que permanecer de pie al final de la sala, donde se acumulaban los paraguas mojados.

Sala Iniciarte - Entrega de premios Dime que me quieres XVI

El jurado de este certamen lo componen los escritores Pablo Aranda y José Antonio Garriga Vela, y la profesora de Literatura Española de la Universidad de Málaga, Amparo Quiles. Tres profesionales cuyas trayectorias y premios literarios son sobradamente conocidos. Se echó de menos a Félix Gutiérrez, coordinador de la Red de Bibliotecas que solía decir unas palabras en nombre del Concejal de Cultura, pero sí estuvo allí acompañando a los premiados, así como Emilia y Loli, que cada año, además de supervisar toda la dinámica del concurso, se encargan de entregar los premios. 

J. A. Garriga, A. Quiles, F. Gutiérrez, P. Aranda, Emilia y Loli

Amparo Quiles tomó la palabra e hizo un ameno y fiel resumen de las obras ganadoras y finalistas, resaltando detalles de cada uno de lo relatos. Asimismo, destacó el nivel literario de las obras presentadas, más de 250 llegadas de todos los rincones del país, y celebró un año más la comunión entre literatura y amor, premisa de este concurso. Seguidamente tomó la palabra Pablo Aranda, que, con su peculiar humor, nos contó los pormenores de cómo logran ponerse de acuerdo en elegir el relato ganador. No es un proceso fácil, aunque esta vez lo teníamos claro, dice. José Antonio Garriga Vela tomó el relevo y secundó las palabras de sus amigos. La complicidad entre ellos era palpable y contagiosa. 

Seguidamente, el jurado invitó a la ganadora del certamen a decir unas palabras y ella dio las gracias a los organizadores del concurso, al jurado, a sus padres, hermanos y sobrinos, a los que trata de inculcar desde pequeñitos su amor por las letras. Nombró a Punto y seguido, enumeró los premios conseguidos en el certamen por varios de sus miembros y felicitó a Loli Pérez por su tercer premio en esta edición. Por último, nombró a Belén y  Nuria, por su apoyo. Y le dio las gracias a su amiga Patricia, a quien le dedicó el relato con una emotiva frase de Mozart. 

Isabel Merino, entre el jurado,  leyendo su discurso

Habló brevemente su relato ganador, que lleva por título Mattinata y finalizó su discurso haciendo un símil entre el mar y la escritura: Escribir es algo de lo que no se puede escapar. Escribir es como el mar. El mar encanta, el mar mata, conmueve, asusta… El mar es sabio, dulce, imprevisible. Pero sobre todo el mar te llama. 

Acto seguido y sin más preámbulos, se pasó a la entrega de premios. Como siempre, se empezó por los finalistas. MERCEDES SUÁREZ, de Antequera, por su relato EL ÚLTIMO DOMINGO, fue la única de los finalistas presente en la sala.

Entrega de premio a Mercedes Suárez

Nuestra compañera LOLI PÉREZ, de Málaga, recogió su merecido TERCER premio por el relato ONCE CARAMELOS SOLANO, un relato que nos lleva de la mano por las calles de Huelin a conocer la historia de Anabel y su familia a través de los ojos de su abuela. Hay que detenerse a saborear cada uno de esos once caramelos.

Uno. Tú buscas algo que ya sólo existe en tu memoria. Dos. Miro hacia atrás y os veo jugando en el parque. Tres. A los nueve empezó a darte vergüenza hablarle. Cuatro. Te desesperaba que él no saliera de su mutismo. Cinco. A los trece, soñabas con él. Seis. Elena apareció una mañana con el ojo morado. Siete. Entonces no teníamos casi nada, teníamos alegría. Ocho. Bajo la luz de las velas, las fotos parecían cobrar vida. Nueve. Todo se puede sumar, restar, multiplicar o dividir. Diez. Sientes el cosquilleo de esa mirada que conoces. Once. Nada es imposible. 


Loli Pérez con el jurado. 

En segundo lugar, recoge su premio BORJA GONZÁLEZ ALPUENTE, de Madrid, por su relato FOLIOS ROTOS Y CELOFÁN, un relato que nos enseña a montar puzzles, o a desmontarlos, quizá el amor no sea más que eso, un puzzle, o sus piezas, o el marco donde habitará la fotografía inconexa que se intenta reconstruir. El autor nos va dando pistas para que nosotros, o tal vez sus personajes, sean capaces de armar un sugerente rompecabezas. 

Hubo una época en que no necesité del hobby de los puzzles. A mi alrededor la vida no estaba troquelada ni había encontrado aún la primera pieza del rompecabezas más difícil que he montado jamás. Tú vivías conmigo en una fotografía completa para la que no existía aún un puzzle. Éramos el original que otros intentaban montar en sus mesas, tú y yo. 


Entrega del segundo premio a Borja González

Por último, se entregó el Primer Premio a nuestra compañera, (finalista de este certamen en 3 ocasiones anteriores y dos veces segundo premio), ISABEL MERINO GONZÁLEZ, de Málaga, por su relato MATTINATA. 

Gira en torno a Aurora, su protagonista, un personaje aburrido, melómano, eficiente en su trabajo de secretaria de un detective, e invisible como lo podemos ser todos en nuestra cotidianidad. Camina siempre hacia el norte acompañada de su perrito y cree ver amor donde sólo hay cortesía. El simple saludo matinal de un desconocido transformará su drama per música en una ópera bufa que la conducirá hacia el sur, donde suena música jamaicana, dice. Creo que  es un buen resumen o que, al menos, genera curiosidad, por lo que no voy a leerlo y dejaré que lo disfruten en esta cuidada edición que va a regalaros el Ayuntamiento. 


Isabel Merino con el jurado. 

Acto seguido se agradeció la numerosa asistencia, por su apoyo a la literatura en un día tan lluvioso, y se clausuró el acto animando a todos a participar en la próxima edición. Los asistentes se acercaron a felicitar a los ganadores y a recoger un ejemplar del libro. Algunos aprovecharon para hacerse unas fotos y llevárselo firmado, incluso los niños presentes en la sala, que no pararon de aplaudir durante todo el evento y que son el futuro que dará vida a los certámenes venideros. 

Isabel Merino y sus sobrinos
que acudieron al acto.

Muchas gracias a todos los que nos acompañasteis, y a los que no pudisteis pero hubieseis querido estar  y también al escritor Guillermo Busutil que quiso acercarse a felicitar a Isa y a Loli. Enhorabuena de nuevo a los tres ganadores. 

Isabel Merino, Borja Gonzále y Loli Pérez,
Primer, segundo y tercer premio del certamen
Isabel Merino y Guillermo Busutil

Loli Pérez y Guillermo Busutil 


GRACIAS A TOD@S POR ESTE DÍA INOLVIDABLE. 




Punto y seguido


domingo, 1 de mayo de 2016

LOS MOLINOS DE VIENTO QUE JAMÁS MOLIERON NI UN TRISTE GRANO DE TRIGO

         La inédita continuación de «El Páramo Donde Jamás Sopló Ni Una Sola Triste Brisa Mañanera», y que Mauri se negaba a compartir con nosotros...
Fotografía Inmaculada Reina ©

   Los gigantes, al ver a Don Quijote lanza en ristre y acercándose al galope, se quedaron petrificados. Tan vehemente fue la envestida y tan duras resultaron ser las carnes pétreas, que el trompazo dejó descalabrado a nuestro ingenioso hidalgo.
—¡Ya se lo advertí a vuestra merced! —se lamentaba Sancho Panza desde lo alto de la loma donde había permanecido a salvo de tan disparatada contienda—. ¡Ya se lo advertí! —repetía el fiel escudero tirando de las riendas de su rucio,  que parecía reacio a socorrer al malherido caballero—. ¡Qué no son gigantes!
Al llegar Sancho a los pies del molino donde yacía Don Quijote, quedó atribulado al contemplar la triste figura de nuestro valeroso caballero que,  derrotado y con un maltrecho rocinante lamiéndole las heridas, era sin duda más triste aún si cabe. Empero, en sus demacrados labios se atisbaba un principio de sonrisa y es que, en sus ensoñaciones, Don Quijote  veía recompensada su gallardía con los besos de su amada Dulcinea cada vez que la hosca lengua de Rocinante lamía con desidia la cara de su amo.
Sancho se agachó junto a Don Quijote cuando este parecía recobrar la conciencia. Le sujeto la cabeza y lo ayudó a incorporarse.
—Ya se lo advertí a vuestra merced —le dijo acercándole la boquilla de la bota de vino a los labios resecos.
—Amigo Sancho, cada victoria en el campo de batalla me acerca más al corazón de mi amada.
—Será por eso que tengo la impresión de que retrocediésemos en vez de avanzar, y que El Toboso parece más lejano cada día que pasa.
Una vez repuesto Don Quijote y, de nuevo a lomos de Rocinante, partieron en pos de la siguiente aventura que los aguardase por los campos de La Mancha. Y aunque Sancho jamás fue instruido en ciencias mecánicas ni en ingenierías eólicas, al alejarse de aquel páramo olvidado —donde por otra parte, jamás creció ni una sola espiga que albergase en su interior  un triste grano de trigo que moler—, le asaltó la duda. Miró atrás y contempló las extrañas siluetas de aquellos molinos, y acariciando el hocico de su jumento le preguntó:
—Rucio, ¿qué molinos son esos que hasta las aspas tienen de piedra?


Mauricio Ciruelos
Punto y Seguido