viernes, 30 de mayo de 2014

ETHEL KRAUZE Y EL FOMENTO DE LA LECTURA

El sábado 17 de mayo, en la Casa de la cultura de Tamaulipas, Ethel Krauze dio una charla sobre el fomento de la lectura. Ethel lleva años trabajando en este tema, además de ser escritora. En lo primero que hizo hincapié fue en no forzar a los niños, y a la gente en general, porque esto convierte a la lectura en un trabajo más, una obligación. Lo sienten como una orden: come, reza, has ejercicio, lee… Dedicó un tiempo a hablar de las mujeres, madres, que además de todo el trabajo que tienen a diario, deben leerle a sus hijos o leer con ellos. No lo sienten como algo placentero, sino como una responsabilidad más. Las campañas de los gobiernos no son precisamente creativas. Repiten el mismo modelo: actores, deportistas, famosos en general, diciendo que leer es divertido y que hay que hacerlo veinte minutos por día. La pregunta que se hace ella es: ¿Por qué debemos leer? La respuesta a esta pregunta nos plantea un modelo a seguir, que Ethel contó con lujo de detalles.


Uno sabe, por ejemplo, por qué debe lavarse los dientes, pero por qué debe leer no, ya que si no leemos nada malo le pasará a nuestro cuerpo. Cuando le preguntan a ella por qué escribe, su respuesta es contundente: Porque lo hago desde que era niña. Frente a todas las órdenes que uno recibe siendo niño, el escribir era para ella su espacio personal de libertad. Su reino estaba en su cabeza, y lo defendía escribiendo. Eso la hacía sentirse bien, y ese es el motivo por el cual lo sigue haciendo. Es la manera de ser uno mismo, de construirse a sí mismo, de conservar la intimidad. Al hacerlo uno escribe lo que otros sienten, piensan y viven, y no saben expresarlo. Leer es una consecuencia de escribir. Si yo escribo tengo la curiosidad de saber cómo lo hacen los demás.


Ethel no cree que el escritor sea alguien especial, ni un ser tocado por los dioses. Considera el escribir como una parte fundamental en la necesidad y el deseo de leer. Leer es dialogar con el escritor, es identificarse, así se entiende mejor la realidad humana. Es el principal sentido. Es el por y el para qué se escribe. Las razones son las mismas.

En el mundo se está produciendo un cambio. De la ética utilitaria, productiva, se está cambiando a la ética de la justicia, que se rige por dos loterías: la individual, que son aquellas características físicas con las que nacemos, y la social, que se refiere al entorno familiar, al país, al barrio donde nos tocó nacer. La idea es revertir las loterías con corresponsabilidad. En otras palabras, ayudar para que haya más equidad. Lo mismo sucede con el escritor. Suele nacer en un entorno favorable: casa donde hay libros, padres universitarios, todo favorece a la lectoescritura. Pero si una persona nace en un entorno no propicio, hay que ayudar a revertirlo. Y según la experiencia de Ethel, el mejor camino es la escritura.

Ella ha creado un taller enfocado a las mujeres, porque considera a la mujer como movilizadora de la familia. El taller se llama: «Mujer, escribir cambia tu vida», y está dirigido a las futuras maestras del taller que aspiran llevarlo a sus ciudades, barrios, colonias, y a través del mismo apoyar el fomento de la lectura. Se trata de diez sesiones con ejercicios que induzcan a la escritura de vivencias personales. Escribir la vida, no lo que nos dijeron que debemos ser, es como cuando escrituramos nuestra casa: nos pertenece. Esta escritura lleva a encontrarle un significado a la vida, y también induce a elegir qué se quiere leer, y que no.


En resumen, su enseñanza es que «Escribir es el primer paso». Gozar a través de ti, no por lo que le sucede a los demás (hijos, marido, padres, amigos). Aboga por un nuevo paradigma: la Literaturización, una alfabetización de segundo grado, la adquisición de las herramientas. Esto significará nuestras vidas y así compartiremos nuestra individualidad. De ahí a la lectura, sólo hay un paso.

Andrea Vinci
Punto y Seguido

miércoles, 28 de mayo de 2014

LA MUERTE DE MÖEBIUS




M.Escher

pisó el freno, pero era demasiado tarde. Todo el día divagando en círculos. De casa al trabajo, del trabajo a casa, limpiar la piscina, cortar el césped, cambiar una bombilla, llevar a los niños al tenis, la barbacoa del domingo, contratar el castillo inflable.

En aquel instante quiso dar un vuelco a su vida. Entró demasiado rápido en la curva —¡Dios!— exclamó, 




         Pedro Rojano
 Punto y Seguido

lunes, 26 de mayo de 2014

EL TIEMPO EN EL RELATO

En estos días en que la gente de Punto y Seguido estamos enfrascados en nuestro libro sobre el tiempo y las maneras de transitarlo, recuperarlo, desandarlo y olvidarlo, me ha parecido oportuno hacer una reflexión sobre el tiempo en el relato. Generalmente, siempre que imaginamos una historia, el tiempo en que sucede la acción se nos aparece incorporado al mismo acto de imaginarla y es curioso comprobar que las dos maneras de tratar el tiempo dentro del relato, el interno o medible de horas, días, meses, años, que abarca desarrollo de la acción, y el externo o meteorológico correspondiente a la época en que suceden los hechos, la utilizamos de manera intuitiva y con total soltura, supongo que debido a que debe de tratarse de una de las características innatas al hecho de contar.

Por su propia definición, un relato corto tiene un desarrollo muy limitado por lo que se hace necesario comprimir al máximo el tiempo en que sucede la acción, sobre todo para evitar distracciones y ganar en intensidad y concreción. Para tratar de definir el tiempo interno de ese relato, una vez decidida la historia que vamos a contar y sobre todo, desde donde queremos contarla, deberíamos de tener claro cuáles van a ser esos límites temporales. Si partimos de que un relato no solo cuenta una historia, sino que se centra en ese acontecimiento único que va a marcar la evolución de unos personajes y a partir del cual ya no volverán a ser los mismos, o sí, habría que elegir para el desarrollo de la acción de nuestro relato el espacio temporal que nos sitúe lo más cerca posible de ese momento.

En Tuyo, de Mary Robison, el momento es aquel en el que el protagonista percibe que ya no le queda tiempo para emborracharse con su mujer una vez más, para decirle que ser dueño de un único y pequeño talento como el suyo era una cosa terrible. La acción y el tiempo interno del relato se desarrolla a lo largo de una tarde / noche previa a ese momento, mientras fabrican unas caretas para el día de Halloween.

En Felicidad, de Katherine Mansfield, ese tiempo ocupa todo un día. La mujer feliz,  su casa, su familia, los preparativos para la cena, la llegada de los amigos y al final, el momento de la incertidumbre, la pregunta: ¿Qué va a pasar ahora? cuando descubre al marido concretando una cita con una de sus invitadas y toda su felicidad suspendida.

 dualidad, de pablo miranzo


Una vez establecido el tiempo interno del relato, el desde donde hasta donde va a transcurrir la acción que desarrolle nuestro proyecto, sería conveniente definir el tiempo externo, el atmosférico, el donde van a ocurrir los acontecimientos que vamos a relatar. Generalmente, como apunté más arriba, a la vez que imaginamos el tiempo interno, inconscientemente visualizamos imágenes y detalles de la historia que llevan implícito un tiempo atmosférico: si es de día o de noche, la estación del año, la época y la edad en la vida de los protagonistas. También disponemos de todos los condicionantes que traen aparejados cada una de estas elecciones: agentes externos, sociales, noticias, modas, películas, canciones, ropas, costumbres. Casi involuntariamente, al decidir ese tiempo echamos mano a recuerdos, a la imaginación o a datos que podemos rastrear por internet, que van a ayudarnos a configurar la historia con unas características concretas y que a su vez marcarán el desarrollo de los personajes en la acción del relato.

En Felicidad está el peral del jardín en plena floración, las mandarinas, la lluvia, el fuego en el salón, que nos marcan el tiempo, la estación del año, la época histórica, incluso la carencia de detalles específicos que aparentemente no tienen valor para la historia, la definen, porque el narrador las conoce y aunque no aparezcan escritas en el texto, están ahí, como una escenografía de lo que se nos cuenta, a la vez que crean una determinada atmósfera que sugiere y acrecienta el sentido último del relato.

En Tuyo la época viene marcada por la acción, los protagonistas preparan unas calabazas para la fiesta de Halloween. Sin que exista otra puntualización del tiempo externo, los lectores nos situamos en esa época, el otoño en Norteamérica, y sin que se mencione nada al respecto, a través de datos que conocemos, que hemos visto y oído cientos de veces, podemos imaginar la luz, el olor, el color de los arboles, sensaciones que no son necesarias describirse, con solo señalar ese detalle que pertenece a la acción del relato y no a la descripción, ya nos situamos en ese lugar y ese momento.

paso del tiempo, de a-simplevista


miguel núñez ballesteros
Punto y Seguido


viernes, 23 de mayo de 2014

UN AMOR DE PELÍCULA


El amor siempre ha sido una fuente de inspiración y motivo constante de creación para los escritores. Es un sentimiento que, junto al odio, la venganza y la resolución de conflictos y crímenes, acapara gran parte de las tramas, nudos y desenlaces de los libros que leemos. Lo encontramos, asimismo, en mitos y leyendas, en expresiones musicales, pictóricas y escultóricas, en textos filosóficos, en películas, series, teatro... Y es que, como cantaba John Paul Young allá por el año 77: Love is in the air.


La literatura, como la vida misma, está abierta a todo tipo de amores, y por eso las obras literarias se han hecho eco, a lo largo de los siglos, de las mil caras del amor: El amor cortés, difícil y secreto de La Divina Comedia. El amor idealizado, perfecto e inalcanzable de Don Quijote de La Mancha. El amor tirano de Casa de muñecas. El recíproco y a la vez trágico, de Romeo y Julieta. El imposible de Tristán e Isolda. El orgulloso y lleno de prejuicios de Elisabeth Bennet y Mr Darcy. El erótico de Historia de O. Etc. 


Cuando nos referimos al amor como un amor de película debemos culpar al séptimo arte, (a sus guionistas, actores, directores y fotógrafos), por dar nombre a un tipo de amor que antes era indefinible, porque ¿quién se ha referido alguna vez a ese tipo de amor, tan maravilloso, romántico, pasional y extremo, como: amor de libro o amor de literatura? Nadie. El cine se ha encargado de encumbrar aún más si cabe este sentimiento, que por otra parte, ya había sido escrito y descrito, maravillosamente, sobre una hoja en blanco por los siglos de los siglos. Y nos ha dejado, no sólo películas memorables, sino frases o diálogos, tan de película, como estos:  


Yo no le pido que me perdone, yo mismo no me comprendo ni me perdonaré nunca y si una bala me alcanza, Dios no lo quiera, me reiré de mi propia estupidez. Sólo sé y comprendo una cosa y es que te quiero, Escarlata, pese a ti y a mí, y a ese mundo que se desmorona a nuestro alrededor, te quiero. Porque somos iguales, dos malas personas, egoístas y astutos, pero sabemos enfrentarnos con las cosas y llamarlas por sus nombres. 
Rhett Butler a Escarlata O´Hara
Lo que el viento se llevó (1939)



Sí, le quiero. Adoro sus camisas de cuello y puños almidonados y la forma en que se abrocha mal el chaleco. Es alto como una jirafa y por eso le quiero, le quiero porque es esa clase de tipo que se emborracha con un vaso de leche. Y me gusta el modo en que se ruboriza hasta las orejas. Le quiero porque no sabe besar, ¡el tonto!
Sugarpuss O´Shea
Bola de fuego (1941)



Linus: ¿Cómo se dice en francés: Mi hermana tiene un lápiz amarillo?
Sabrina: Ma soeur a un crayon jaune. 
Linus: ¿Cómo se dice: Mi hermano tiene una novia encantadora?
Sabrina: Mon frère a une gentille fiancée.
Linus: ¿Y cómo se dice: Me gustaría ser mi hermano?

Linus Larrabee / Sabrina
Sabrina (1954)



Pienso en él todos los días. Es mi último pensamiento antes de dormirme y el primero al despertarme.  
Molly
Enamorarse (1984)


Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. Y eso no es porque esté solo ni tampoco porque sea Nochevieja. He venido aquí esta noche porque cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible. 
Harry a Sally
Cuando Harry encontró a Sally (1989)


Marion: Está claro que no fui la única que salió adelante. Seguro que ha habido muchas mujeres en tu vida durante estos años. 
Indiana: Sí, ha habido varias. Pero todas tenían el mismo problema.
Marion: Ah, sí, ¿cuál?
Indiana: Que no eran tú, cariño. 
Indiana y Marion
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)




Punto y seguido

miércoles, 21 de mayo de 2014

CLASES PARTICULARES

Lo malo y lo bueno del ejercicio de la escritura es que nunca se deja de aprender. Aunque uno asista a talleres, escriba y publique, no puede decir “ea, pues ya sé escribir” y que a partir de ese momento todo funcione mecánicamente y para siempre, como si fuera montar en bicicleta. No, escribir no es como montar en bicicleta, de hecho mientras uno más escribe más se da cuenta de lo poco que sabe, de lo que aún le falta. En parte porque cuando uno se pone a pedalear en esto de la escritura siempre tiene delante el horizonte inalcanzable de los grandes de la literatura, de esos autores que juegan en otra liga, escritores que al leerlos te hacen creer, muy a tu pesar, que existe eso que llaman el talento innato y que, por supuesto, tú no lo tienes.


Ante la obra de estos autores, la tentación instantánea para los que seguimos aprendiendo a escribir cada día es el desánimo y el abandono. Pero hay también en estas obras algo que a los que ya no podemos gozar de la lectura virginal, alegre, despreocupada de antes de querer ser escritores, sí nos procura placeres menos inmediatos pero más profundos, como apreciar los entresijos de la trama, los juegos del narrador, las cadencias de la sintaxis o recursos aparentemente simples como la adjetivación. Así que, tras el desaliento surge dentro de uno una voz que te dice que le des la vuelta a la tentación de abandonar el empeño y que te aproveches de lo que esos textos te regalan, lecciones. De adjetivación, por ejemplo



Últimamente yo me he apuntado a algunas de estas clases de adjetivación gratuitas con maestros de primer nivel. Aquí van algunos de los apuntes que he tomado:



JAMES SALTER, Juego y distracción

. verde, burguesa Francia
. el esqueleto gris de una catedral, el perfil azul de Lens
. rosa, pardo, camello, tabaco: de esos colores son las ciudades
. el olor ácido del humo
. tobillos blancos como el jabón
. una sonrisa vacilante y translúcida
. el eléctrico chillido de un tren
. una pequeña cicatriz heroica

DOROTHY PARKER, El banquete de palabras

. veneradas anfitrionas, arquitectas de menús memorables
. en compañía de jóvenes ambiguos dedicados al arte
. hacían virulentas generalizaciones sobre los hombres
. el presente se le volvió intolerable
. sus hogares, una fuente de enfermiza añoranza
. casi podía verlo: canoso, ajado y desmoralizado, mientras mordisqueaba las palabras frías, negras, brillosas y desagradables

 JULIO CORTÁZAR, Carta a una señorita en París

. el orden minucioso que una mujer instaura en su liviana residencia
. su quieto salón solicitado de mediodía
. todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante
. con esa trituración silenciosa y cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una mano
. un cielo bajo, blanco, envolvente y oliendo a lavanda en el fondo de un pozo tibio
. un menudo tintinear de tenacillas de azúcar
. las minucias desventuradas de ese amanecer sordo y vegetal

ANTONIO LOBO ANTUNES, En el culo del mundo

. un gusto sudoroso de tristeza en el revoltijo de las sábanas
. una sonrisa carnívora de acordeón que se desborda
. yo, bebiendo cubalibres solitarios en la barra
. sentado en la puerta de la choza con una indiferencia vegetal
. las arrugas perplejas de la frente
. los compases tenues de un vals antiguo


Inmaculada Reina
Punto y Seguido

lunes, 19 de mayo de 2014

ARGUCIA

Para la noche en blanco en homenaje a García Márquez, convocadas por Cristina Consuegra, un grupo de sus alumnas y amigas, escribimos un relato con la siguiente consigna: extensión quinientas palabras, que empezara y terminara con las frases en negrita pertenecientes a la novela Crónica de una muerte anunciada.

                                Imagen de Polanoid

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar, se levantó a las cinco treinta de la mañana. Se preparó un café bien cargado y encendió un cigarrillo. Había sido una noche de esas en que los ojos se niegan a cerrarse y la mente es como un remolino volteando una y otra vez el mismo asunto.
 Bayardo San Román, se había casado el día anterior con Ángela Vicario. Ellos, lo acordaron así, ambos se casarían con muchachas de poca fortuna para mantener las apariencias en aquel pueblo decadente. Santiago, aún ignoraba que Bayardo se había arrepentido la misma noche de bodas y había devuelto a Ángela a casa de su madre. Aplastó la colilla destrozándola con la punta del zapato y dio un sorbo al café ya frío, que le supo amargo.
Escribió una carta a Bayardo, dónde le pedía y le daba explicaciones a la vez, donde le reiteraba sus sentimientos, sus miedos y sus dudas, donde le rogaba que abandonase a Ángela. La leyó varias veces y haciéndola una bola, la lanzó sobre las brasas que agonizaban en la chimenea. El papel se encogió, ennegreció y desapareció en una llamarada efímera. En ese momento tuvo un mal augurio, pero sacudiendo la cabeza lo descartó.
 Decidió salir a caminar un rato para cansar las piernas y calmar los ánimos. Aún titilaban las últimas estrellas y la luna blanquecina colgaba del cielo mostrando su sonrisa vertical. Hacía fresco, se levantó la solapa y encogiendo ligeramente los hombros, aligeró el paso. Aspiró el olor de las almendras amargas que impregnaba el aire. Al día siguiente se marcharía de aquel pueblo decadente, dónde no pudiera ver la casa de la colina, ni los ojos traicioneros de Bayardo San Román.
Paseó por las calles desiertas, llegó a la colina dónde estaba la casa de los recién casados y levantó la vista hasta el balcón del dormitorio. Bajo la luz tenue, oscilaba una sombra. Se agachó y cogió un guijarro para lanzarlo contra el cristal, pero se detuvo al ver más sombras agitándose en el dormitorio. Apretó el guijarro dentro del puño y sintió como las aristas ásperas, le herían la línea de la vida. Lo tiró contra el suelo y rebotó varias veces sobre el pavimento. Santiago Nasar se alejó por la vereda, cabizbajo, pateando el guijarro y con las manos metidas en los bolsillos.
En las casas del pueblo empezaban a brillar las primeras luces cuando llegó junto al río y se sentó bajo el castaño centenario, donde solían quedar en secreto. Encendió otro cigarrillo y escuchó el silbido de Bayardo San Román. Hablaron de hombre a hombre y se abrazaron largamente. Bayardo le contó sin entrar en detalles, que había inventado una argucia para deshacer su matrimonio sin levantar sospechas y podrían huir juntos en cuanto Santiago Nasar se despidiera de su madre.
Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina

                                           © Loli Pérez, Punto y Seguido


viernes, 16 de mayo de 2014

FERIA DEL LIBRO INDEPENDIENTE

En el Distrito Federal hay muchas Ferias del Libro: en el Zócalo, en el Palacio de la Minería, la del Libro y la Rosa, la de Remate de Libros, la FILIJ del libro infantil y juvenil, las especializadas en cine, revistas, comics, etc. También hay varias del Libro Independiente. A la que he acudido se realiza en el Centro Cultural Bella Época, en la Librería del Fondo de Cultura Económica Rosario Castellanos. En realidad han dejado un espacio, en un sector separado del resto de la librería, para cada una de las 81 editoriales que participan: 80 de México y una invitada de Chile.


      Es emocionante comprobar que mucha gente sigue apostando por el libro, aun sabiendo que no es un «negocio» para una editorial independiente. Lo bueno es haber encontrado un poco de todo: editoriales de libro-objeto, de libros de arte, otras especializadas en teatro, en novela, en cuento, en ensayo o en libro infantil. Todo tipo de tapas, coloridas o inmaculadamente blancas, con su respectiva manera de seducir. Hubiera querido tener más dinero para gastar porque, como dice Isa Merino, muchos libros me «llamaron», pero mi bolsillo no daba para todo, aunque estimo que volveré, aunque sea a alguna de las muchas charlas que hay programadas hasta el 28 de mayo, fecha de cierre. Confieso que no he podido resistirme a una selección de cuentos de Francisco Hinojosa: «Negros, éticos y hueros» de ediciones sin nombre, a una de las revistas de El puro cuento dedicada al cuento árabe, y a un libro de Rafael Pérez Gay, «No estamos solos. Escenas de la ciudad y sus delirios», de ediciones Cal y Arena.


       La mayor sorpresa fue encontrar a la editorial Cartonera, hija, por llamarlo de alguna forma, de Eloísa Cartonera, la primera editorial que se dedicó a hacer libros con tapas de cartón corrugado, pintados y confeccionados a mano, como una obra de arte. Todos los ejemplares son diferentes. Trabajan, al igual que todas estas editoriales «cartoneras», en cooperativa. Eloísa Cartonera surgió en el 2002, en plena crisis argentina. A los 10 años de su creación ya había más de 50 editoriales de este tipo en Latinoamérica y España. Editan diferentes géneros literarios, incluso a autores de renombre, y cada ejemplar es una pieza única. 


      En cuanto a la Feria del Libro Independiente, en ciudades como Buenos Aires se la llama: Contraferia del Libro, como una respuesta a las grandes editoriales y a los monopolios que sí tienen stands, enormes por cierto, en la Feria del Libro que se realiza desde hace 40 años en La Rural. 




        Lo verdaderamente importante de esto es la apuesta que hacen estas editoriales independientes por autores noveles, y sobre todo por la calidad. El esfuerzo de no contar con dinero para publicidad, el amor por el libro. Este es el motivo por el cual creo que son MUY IMPORTANTES. Nuestro deber es conocerlas, comprar sus libros y hacer todo lo posible para que estos «sueños» nunca se terminen. 




Andrea Vinci
Punto y Seguido

miércoles, 14 de mayo de 2014

ENTREGA DE PREMIOS DE LA XIV EDICION DEL CERTAMEN DIME QUE ME QUIERES


    El pasado 10 de mayo se entregaron los premios de la XIV edición del certamen de declaraciones de amor Dime que me quieres de Málaga. El acto se celebró en la sala Iniciarte situada en uno de los pabellones del Palmeral de las sorpresas en el Puerto de Málaga.  Fuera, junto al muelle, se alineaban los kioskos de la Feria del Libro. Fue un día luminoso, despejado y colorido. Las portadas de los libros lucían como nunca ante la curiosidad de los amantes de los libros que, en ocasiones, se apelotonaban junto a alguna caseta para recoger la firma de un autor. La gente recorría la avenida literaria levantada una semana al año, y algunos de ellos se congregaban alrededor de cuentistas que pregonaban sus historias con un acento cálido y misterioso. Junto a la Sala Iniciarte, las personas responsables de la Red de Bibliotecas se afanaban en finalizar los preparativos para el evento, que se celebraría a las 13:30 horas. Las sillas colocadas en hileras paralelas con un libro de color natilla en cuya portada destacaba una rosa y una pluma.


Los miembros de Punto y Seguido, impacientes, hacían corrillo junto a la puerta e incluso se atrevieron a entrar antes de tiempo para coger un buen sitio, pero no pudo ser. Cuando llegó la hora, la sala registró el lleno en pocos minutos y muchas personas se quedaron sin asiento. Los libros se agotaron enseguida y hubo que improvisar para que nadie se quedase sin su ejemplar. Todos hojeábamos ansiosos la colección de relatos finalistas, y un año más, nos sentimos satisfechos de la preciosa y cuidada edición.

D. Félix Gutiérrez Santana, Coordinador de la Red de Bibliotecas abrió el acto excusando al Concejal de Cultura que no había podido asistir, lo cual fue de agradecer, pues no quedó una silla libre y no hubiese sido apropiado que hubiese permanecido de pie durante el acto, máxime cuando estamos en plena campaña electoral. Las palabras del coordinador fueron correctas y agradecidas. Se congratuló de nuevo por la cantidad y calidad de los relatos presentados, y por la colaboración que desde hace catorce años prestan los tres miembros del jurado, dos de ellos presentes. Faltó este año Amparo Quiles, quien suele hacer un resumen más o menos elaborado de los relatos ganadores, y por tanto el contenido del acto se quedó un poco huérfano, pero la simpatía, y el humor de Pablo Aranda cubrió con creces el hueco. Nos contó un año más, entre bromas, la seriedad del jurado y las discusiones cordiales a que se someten los tres para elegir uno u otro relato. Finalmente tuvimos la oportunidad de escuchar a José Antonio Garriga Vela, más moreno que de costumbre, quien sonriente y con su voz agradable dio las gracias a los participantes y animó a aquellos que no habían ganado a presentarse a próximas ediciones. Sin más preámbulos se dio paso a la lectura de los nombres de los autores y relatos premiados y finalistas, y posterior entrega de trofeos.


Nuestra compañera Loli Pérez, entre grandes ovaciones recogió su premio de manos de José Antonio Garriga Vela. En su relato A LA VELOCIDAD DE LA LUZ nos traslada a Berlín, y sin darnos cuenta nos embadurna del frío que cubre a la ciudad y, a la vez, a la relación de la protagonista con su pareja. Un paseo bajo los Tilos a través del amor que ha llenado su vida, y que, al parecer, ahora se está escapando como las hojas que el otoño arrebata.



Descubrí una ciudad helada, cubierta por un cielo eternamente gris. Iba sin ganas de nada y a la vez dispuesta a impregnarme del ambiente, a mezclarme con las personas en aquellas calles llenas de nieve y gravilla, que destrozaban las suelas de mis maltrechas botas de montaña. La melancolía helaba el aire, era como ir recibiendo cubos de nieve sobre las mejillas a cada paso, llenos de recuerdos y reminiscencias de otros tiempos.


Luego llegó el turno de Isabel Merino (finalista por tercera vez y que cuenta ya con dos segundos premios) fue la segunda de nuestro grupo en subir a recoger la placa por su relato VOLVER A BAILAR. Tanto Pablo Aranda como Garriga Vela se mostraron sorprendidos y risueños por ver de nuevo a Isa entre las ganadoras. Su relato narra una tierna historia en la que se mezclan el amor por los hijos y el amor postrero, aquel que llega cuando ya no te lo esperas. En Volver a Bailar, nos encariñamos con una anciana que le escribe a su hijo para que sienta de nuevo esas ganas de bailar que ha perdido tras la muerte de su esposa. Para ello se ayuda del ingenio y la paciencia de un anciano que, lejos de quedarse atrás, se ha convertido en un auténtico cybercelestino.



Todos tenemos una pareja de baile, Adela, dijo. Solo hay que encontrarla. Por eso toda esa gente se levanta temprano y haga frío o calor, llueve o truene, se ponen en fila y aguardan su turno. Por eso te cogí ese número. Para que vuelvas a bailar.

Tras entregar el premio a los siete finalistas (cuyos nombres y relatos puedes consultar pinchando aquí), llegó el turno para los tres ganadores.

El tercer premio fue para Lola Clavero con su relato PABLO (MASCULINO Y SINGULAR), en el que hace una reflexión acerca del amor imaginario, esa media naranja que soñamos, y con la que nos encariñamos y en ocasiones discutimos. Una reflexión acerca de la aparente comodidad que supone no luchar por los sueños, frente a los sacrificios que son necesarios para tratar de cumplirlos.



Soy un pájaro y todos los días recibo en el pico mi alimento; la celebración del día que me trae Pablo al vuelo. Lo acaba de ver en el Google, que hoy es el día del árbol o de la paz o del niño y, sobre todo, de la música. Yo le digo que es imposible que haya al año tantos días de la música, pero él insiste en que sí y en que hay que celebrarlos. Y no quiero discutir con él porque, bien pensado, para un pájaro todos los días son el día de la música.

Rocío Lerma Sánchez, que había hecho el viaje desde Madrid subió a recoger el segundo premio otorgado por el jurado por su relato LA ÚLTIMA VEZ QUE VI A PETRA, una original historia en la que los personajes esconden una sorpresa que es preferible no desvelar. Una historia retratada en un entorno judicial que trata de esclarecer los motivos que llevaron a Petra a desaparecer llevándose consigo al amor de su vida.



No me atrevería a llamarlo vínculo amoroso, pero sí vínculo afectivo. En realidad, es un fenómeno tan antiguo como el mundo: ¿no se enamoró el rey Pigmalión de la escultura que él mismo había hecho? ¿No desfalleció Narciso por su propia sombra reflejada en el agua de una fuente?

Por último, nuestro compañero Pedro Rojano, arropado por familiares y amigos, y por supuesto por todo el grupo literario Punto y Seguido, subió a recoger el primer premio de este certamen de manos del jurado. Una vez allí arriba no desaprovechó la ocasión para leernos unas palabras que había preparado en las que agradecía el premio a las instituciones, jurado, familia y amigos. También habló de su relato EL COFRE DEL HOMBRE MUERTO, y de sus palabras rescatamos:



“Manuel es un personaje que supo decir te quiero a través de su amor por la literatura, pero que nunca se atrevió a mojarse de verdad, a lanzarse al agua sin salvavidas para huir definitivamente de su Isla. El relato pretende ser, por un lado, un homenaje a esos cobardes en los que día tras día nos convierten los compromisos, los hábitos, los convencionalismos, las tradiciones, toda esta sociedad planificada en la que vivimos. Pienso que en el amor aún sigue siendo necesario ser arriesgado, aunque en la mayoría de las ocasiones salgamos maltrechos del intento.  Por otro lado, he querido hacer un homenaje al amor por los libros, por las historias que nos han acompañado durante nuestra vida y las que nos acompañarán. Siempre me ha resultado increíble la capacidad que tienen los libros leídos de devolvernos a un momento de nuestro pasado. Sin lugar a dudas, todas esas historias conservan una parte de nosotros”.



Le enviaba trozos de novelas copiadas por él en papel de carta. Novelas escogidas al azar, como si la fortuna fuese a reunirlos de nuevo, como si su reencuentro dependiese de la literatura. Igual que se habían escrito novelas románticas, pensó, ¿por qué el azar no habría de encontrar las palabras para hacerla volver?

Finalmente, clausuró el acto D. Félix Gutiérrez, quien agradeció la numerosa asistencia y emplazó a los autores participantes a presentarse el próximo año en el que este certamen cumplirá quince años. Todos los premiados, junto con el jurado se unieron en el estrado para hacerse una foto de familia ante el aplauso del público.



La familia Punto y Seguido, que ya cuenta en su haber con dos primeros y dos segundos premios además de varios relatos finalistas en las diferentes ediciones que se han celebrado de este certamen, espera volver a estar el año que viene entre sus ganadores. Del mismo modo os anima a participar y a sentiros cómplices con nosotros de este amor por la creación literaria.

I. Merino, I. Reina, P. Rojano, M. Núñez, L. Pérez, M. Ciruelos, A. Vinci 

Nota: En las próximas semanas publicaremos en el blog los textos íntegros tanto del relato ganador de nuestro compañero Pedro Rojano como el de las dos finalistas Isabel Merino y Loli Pérez, todos ellos miembros de Punto y Seguido. Esperamos que os gusten.


Punto y Seguido