viernes, 7 de febrero de 2014

LOS CUENTOS DE HADAS

Llego temprano a Disneyland París. A los que nos alojamos en los hoteles del Resort, nos permiten entrar un par de horas antes que al resto de los visitantes. De entre las zonas en las que se divide el parque elegimos Fantasyland, adonde se accede principalmente desde el Castillo de la Bella Durmiente. Entre las atracciones más conocidas y demandadas están: Blancanieves, Pinocho y Peter Pan. Y es ahí, en la cola, rodeada por más adultos que niños, cuando pienso que los cuentos de hadas nos fascinan a todos desde críos y que no sabría distinguir quién está disfrutando más en este parque, si los padres, tíos, abuelos, o los propios niños. No es sólo la magia de Disney, que puso caras, canciones y añadió escenarios y personajes secundarios a los cuentos que todos conocíamos, es la magia de los propios cuentos, que generación tras generación, nos han sobrevivido. Sin ellos, Disneyland no existiría, o sería muy distinto. Miro a mi alrededor de nuevo. Todos somos niños, pienso. En este justo momento estamos esperando con ilusión a que nos llegue el turno para subirnos en un carricoche con forma de barco que nos adentre en el mágico mundo de Peter Pan. Sobrevolaremos Londres y nos acercaremos al País de Nunca Jamás y creeremos, durante el tiempo que dura la atracción, que con nuestra ayuda, Peter Pan logrará vencer al Capitán Garfio una vez más.



¿Qué es un cuento de hadas? ¿De dónde procede? ¿Qué elementos debe contener para que se lo considere como tal? ¿Son historias para adultos o para niños?

Un cuento de hadas, según su definición más común y aceptada, es una historia ficticia que puede contener personajes folclóricos tales como hadas, duendes, brujas, elfos, sirenas, troles, gigantes, gnomos y animales parlantes, y además puede incluir encantamientos. Se transmiten de manera oral, (una manifestación del cuento folclórico), o literaria, y han existido durante miles de años, aunque el término cuento de hadas, se les aplicó a partir de la obra de Madame d'Aulnoy, quien propuso la denominación Contes des Fées. Existen registros de ellos en la comedia del arte y más tarde en la pantomima. Y aunque una gran parte de este tipo de cuentos no contiene seres fantásticos, el término permanece en ellos debido a la traducción al inglés de Contes de Fées, que vino a ser Fairy Tales.

El término cuento de hadas también se usa para los cuentos de princesas. Y en las culturas en las que los demonios, los gnomos y las brujas son percibidos como seres reales, estos cuentos de hadas se mimetizan con leyendas o partes de una realidad histórica. Además, contienen elemento mágicos, que es lo que los diferencia de otro tipo de narraciones. Este tipo de historias suelen ocurrir en un período de tiempo indefinido más que en un instante preciso, y suelen comenzar con frases del tipo: Érase una vez, Había una vez o Hace mucho mucho mucho tiempo en una aldea muy lejana.


Muchos de los cuentos que nos han llegado hasta hoy son una evolución de historias con cientos de años de antigüedad y que convivían en la oralidad con otro tipo de narraciones como la epopeya, la leyenda o el mito. Y aunque en principio estaban destinados a las audiencias adultas, (ya que más bien tenían carácter anecdótico), los cuentos de hadas comenzaron a asociarse a los niños desde que los hermanos Grimm titularon su colección de cuentos como Kinder-und Hausmärchen (Cuentos de los niños y el hogar). El vínculo con los niños ha ido fortaleciéndose con el transcurso del tiempo. Actualmente, los cuentos de hadas han sido alterados de forma que puedan ser leídos a los niños. Los hermanos Grimm, por ejemplo, erradicaron las referencias sexuales en la primera edición de Rapunzel.

Otro término que se suele usar para denominar este tipo de narraciones es el de Cuento Maravilloso, del término alemán Märchen, un cuento de cierta longitud que implica una sucesión de episodios, que se mueve en un mundo irreal, sin localidad o criaturas definidas y está lleno de cosas maravillosas. En esa tierra, los héroes humildes matan a sus adversarios, heredan los reinos y se casan con princesas. Los personajes y motivos de los cuentos de hadas son arquetípicos: princesas, hijos jóvenes y príncipes valientes, ogros, gigantes, dragones, troles, madrastras malvadas y falsos héroes, hadas madrinas y otros ayudantes mágicos.



Italo Calvino citó a los cuentos de hadas como el principal ejemplo de viveza en la literatura, debido a la brevedad y a la consistencia de sus historias. Otras figuras destacables que han empleado cuentos de hadas en sus obras son Oscar Wilde, Margaret Atwood, Robert Coover, Robin McKinley o Espido Freire.

La llegada del cine hizo que estas historias pudieran ser representadas en una manera más plausible con el uso de efectos especiales y animación. En 1937 se estrenó la película de Disney: Blancanieves y los siete enanitos. Se convirtió en un filme innovador para los cuentos de hadas, y de hecho, para el género de los relatos fantásticos en general. La influencia de Disney ayudó en cierta forma a establecer los cuentos de hadas como un género para niños, si bien se le ha criticado por hacer que los finales de los cuentos de hadas terminaran en situaciones positivas, en contraste al dolor y el sufrimiento de muchos cuentos de hadas antiguos. Es por ellos que la mayoría de estos cuentos terminan con la frase: Y fueron felices para siempre o Y fueron felices y comieron perdices.


Muchas variantes, especialmente las que están dedicadas a los niños, incorporan una moraleja en sus tramas. Perrault solía terminan sus tramas con una. Cenicienta, por ejemplo, finaliza con la observación de que la belleza y personalidad de la heroína podrían llegar a ser inútiles sin la presencia de su madrina, reflejando la importancia de las conexiones sociales.

Este mismo género se comunica a cada persona de una forma diferente; depende de nosotros expresar lo que un cuento de hadas nos transmite y nuestras interpretaciones al respecto.

Salgo de la atracción de Peter Pan, y me dirijo a la de Pinocho, después a la de Blancanieves, cruzo al carrusel y me paseo en un lindo corcel. Vuelo subida en Dumbo y casi me mareo subida en una taza. Sigo el camino, que bien podría ser de baldosas amarillas, y llego al laberinto de Alicia en el País de las Maravillas, y desde allí, una vez que logro subir al castillo, observo el mágico mundo de cuentos de hadas que Disneyland París ha recreado para niños como yo. Niños, que sin importar la edad que tengan, disfrutan de los cuentos de hadas y que se encargarán, sin duda, de transmitirlos a las nuevas generaciones.


Punto y seguido








3 comentarios:

  1. Dis grandes difusoras y defensoras de los cuentos de edad ( con su final terrible incluído) han sido Carmen Martín Gaite y Ana María Matute y la influencia de estos en su propia literatura.

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  2. Muy ilustrativo el analisis de estos relatos, que a veces ponian la carne de gallina. Lo peor era para los que sufriamos pesadillas nocturnas. Gracias Isa Merino por tu estudio de esos cuentos.
    Aunque solo escribi un cuento cuando estaba en el cole, luego lo he perdido y no recuerdo ni de que iba. Me gustan mucho los cuentos absurdos (no de hadas) de Gloria Fuertes. Echo de menos su voz cuando contaba sus vivencias en la tele.

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  3. Gracias por vuestros comentarios, Inmaculada y Helena, sin duda, condimentan mi entrada. Cierto es que me quedé sin nombrar a dos grandes escritoras y cuentistas como son Carmen Martín Gaite y Ana María Matute. (Recuerdo cuando la conocí hace año y pico, ella misma es el personaje de un cuento, incluso un gran cuento con todos sus personajes).
    Siento lo de tus pesadillas Helena, tal vez esa sea otra de las causas por las que cambiaron muchos de los finales de los cuentos a felices, y sesgaron muchas escenas de los mismos. Gloria Fuertes fue otra de las grandes. Gracias por nombrarla. A mí me gustaba oírla recitar. Sí, también recuerdo su voz. Ahora, parece que está aquí, susurrando cuentos de nuevo… ¿Y qué mejor entrada para hacerlo que ésta..? La de los cuentos.
    Un abrazo y gracias por leer mi entrada y por vuestros comentarios.

    Isabel Merino

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