jueves, 20 de noviembre de 2014

PERDIDA. JUEGO DE APARIENCIAS.

A pesar del éxito de público, a casi nadie parece gustarle Perdida, (Gone Girl, David Fincher, 2014). Pregunto a mis amigos, a mis compañeros de trabajo y me dicen : Está bien, entretenida, pero demasiado larga. Y otros, los que más: ¡Menuda castaña!. Casi todos sacan a relucir una cierta incoherencia en los minutos finales. Esa escena en el hospital en la que el caso parece quedar resuelto, o esa otra, aún más imposible, de la entrevista en televisión. Yo contraataco con mis argumentos: ¿Se puede descalificar una película que te mantiene pegado al asiento durante ciento cuarenta y nueve minutos, brillantemente rodada e interpretada y un tema más que interesante, por ese par de escenas para nada incorrectas ni gratuitas?. Y ellos responden. Sí, porque es lo que te queda, la sensación de que te han tomado el pelo, de que todo es una absurda americanada, otra más. Está bien, es lo que te queda, pero para nada estoy de acuerdo. Para mí ese final no tiene nada de la típica americanada, es más, me parece un final terrible, impensable para las mentes cuadriculadas de los magnates de la industria hollywoodiense. Ese intento de parecer un final feliz, sin ni siquiera ser un final y muchísimo menos feliz, en realidad solo trata de prolongar ese sutil entramado de reflejos y apariencias por el que discurre toda la película. Bien mirado, es difícil determinar qué pertenece a la realidad y qué a la apariencia y de aquí parte su principal atractivo y también, pudiera ser, su principal problema.


David Fincher, partiendo de un best-seller de éxito y con guión de Gillian Flynn, autora de la novela, plantea una película arriesgada, extraña, morbosa, un espectáculo absorbente y retorcido, en las antípodas de lo comúnmente considerado como "la típica adaptación de un best-seller de éxito". Aunque no he leído la novela, imagino que Fincher ha llevado la historia a sus intereses, a su territorio. Todo su cine parece basarse en el desarrollo de ese único concepto, lo que es y lo que parece ser, lo que vemos y lo que se nos oculta. Seven, The Game, Zodiac, El curioso caso de Benjamin Button, La red social ..., en todas ellas podemos rastrear la misma premisa: Alguien se muestra distinto a como es, pero deja pistas de su propia identidad; alguien quiere descubrirlo, pero no sabe, no puede o no quiere descubrirlo; alguien lo descubre cuando es demasiado tarde o no llega a descubrirlo nunca. Prueba de este mecanismo son los más que evidentes puntos de contacto entre los personajes de sus películas: la esposa manipuladora de Perdida, los sicópatas de Seven y Zodiac, el Mark Zuckerberg de La red social, la Lisbeth Salander de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres,... En el caso de Perdida el juego de representación va más allá. No solo en su planteamiento y desarrollo la película juega con el espectador —utiliza hasta tres puntos de vista distintos, con sus correspondientes giros argumentales, intercala en su puesta en escena un sin fin de pistas falsas, para hacernos creer una cosa y a la vez sembrar las dudas sobre ella— sino que los personajes protagonistas, el matrimonio formado por Nick (Ben Affleck ) y Amy (Rosamund Pike) desde el momento de conocerse mantienen entre ellos ese juego de representación, de intentar mostrarse distintos a como son en realidad, buscando la aceptación del otro, o cuanto menos, tratar de parecerse a quien el otro desearía que fuera. Algo que sin ir más lejos también exploraba Alfred Hitchcock en Vértigo (idem, 1958) donde Scottie, (James Stewart) transformaba a Judy en Madeleine (ambas interpretadas por Kim Novak) un fantasma al que la propia Judy había prestado su apariencia. Y también juegan en el mismo terreno el matrimonio interpretado por Liv Ullmann y Erland Josephson en Secretos de un matrimonio (Scener ur ett äktenskap, Ingmar Bergman, 1973) quitando y poniéndose caretas durante los diez años de relación que recorre la película.

En Perdida, aparte de su trama rocambolesca y de todos sus fuegos de artificio que, imagino, pueden inducir al respetable a pensar que estamos ante un típico producto de consumo servido con todos los ingredientes narrativos, técnicos y temáticos para resultar un blockbuster de temporada, existe un milimétrico trabajo de acoplamiento de cada uno de esos ingredientes para lograr un conjunto coherente con la idea final que Fincher quiere transmitirnos: un demoledor estudio sobre las relaciones de pareja en la América de la Crisis.


Perdida tiene una envoltura de clasicismo, de puro melodrama años cincuenta atravesado por ramalazos de thriller, donde todos sus elementos —fotografía luminosa y muy poco contrastada, abundancia de primeros planos, de rostros, de gestos, de pequeños detalles de mobiliario,...— están al servicio de una historia, de unos personajes empeñados en su único juego posible, un inagotable esconderse para aparecer transmutados, parecidos a quienes  soñaron alguna vez.



Miguel núñez ballesteros
Punto y seguido


3 comentarios:

  1. Vi la peli el sábado y estoy de acuerdo contigo, Miguel, aunque es cierto que el final te deja un poco plof cuando se encienden las luces y dudas entre levantarte y marcharte o seguir un poco más cavilando lo que el director ha querido mostrarnos con esas escenas finales, incluso fui un poco más allá imaginando un futuro para esos personajes, pero ya lo hice mientras bajaba las escaleras y decidí que nada bueno podía salir de ahí y en cuántas volteretas rocambolescas darán esos personajes en ese futuro que podría ser de mil maneras, y sobre todo si pudiéramos contemplarlo de nuevo a través de varios prismas. El caso es que a mí me entretuvo todo el tiempo que pasé en la sala, me gustó mucho la interpretación de Rosamunde, a la que conocía de Orgullo y Prejuicio, y me sorprendió bastante y hasta me recordó a ciertas actrices de las películas de Hitchcock, sí. A Ben Affleck no suelo sacarle mucho. En fin, que me ha gustado tu crónica y que después de ver la película, entiendo aún más lo que comentabas el otro día en la reunión.

    Besos
    Isa

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  2. Como te dicen más arriba Andrea e Isa, una reseña muy buena. La difundo por el facebook, con tu permiso y tu nombre.
    Saludos.

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