Stoner de John Williams (Texas 1922-1994) publicada en 1965, no llega
a España hasta el año 2010, rescatada del olvido por la editorial Baile del Sol. La primera vez que escuché este título fue en un encuentro literario con el escritor Garriga Vela, que tuvimos en el club de lectura. Poco después llegó a mí de la mano de un buen amigo, que acertó de pleno cuando me dijo que me iba a apasionar su lectura.
Escrita
de una forma lineal va desgranando la vida de su protagonista, William Stoner, un muchacho que crece con
pocos afectos en la granja de sus padres, donde trabaja desde los seis años ordeñando vacas entre otras tareas, hasta que en la adolescencia deciden enviarlo a estudiar
Agricultura en la Universidad, haciendo un enorme sacrificio. Recuerda en cierto modo el ambiente rural y humilde que
se describe en algunas novelas de Miguel
Delibes.
Ya
en la Universidad durante una clase de literatura, el profesor Sloane le
descubre su pasión por esta materia, al leer un soneto de
Shakespeare «Esto percibes, lo que hace
tu amor más fuerte,/ amar bien aquello que debes abandonar pronto». Se produce una especie de epifanía, decide abandonar su carrera agrícola para pasarse, a espaldas de sus padres, a la de letras: « El amor a la literatura, al lenguaje, al misterio de la mente y el
corazón manifestándose en la nimia, extraña e inesperada combinación de letras
y palabras, en la tinta más negra y fría… el amor que había ocultado, como si
fuese ilícito y peligroso, empezó a exhibirse, vacilante en un principio, luego
con temeridad y finalmente con orgullo».
Un personaje
solitario, tímido y taciturno, carente de ambición profesional, embebido en su
pasión por la lectura que le hace ser un profesor brillante en ocasiones. Pero debido a su carácter, pasa por la vida dejándose avasallar en el ámbito profesional por un superior al que se enfrenta de forma tozuda, negándose a aprobar a su favorito y soportando las consecuencias estoicamente. Tampoco podemos olvidar la batalla silenciosa y encarnizada que mantiene contra él su propia
mujer, Edith, que lo va arrinconando y haciéndole la vida imposible, incluso
alejándolo de su propia hija con la que mantiene un vínculo muy especial en la
infancia.
Su
única válvula de escape y refugio son los libros «Se decía que debía de estar
agradecido por tener la oportunidad de leer en soledad, libre de la presión de
tener que preparar clases en concreto, libre de direcciones predeterminadas en
su aprendizaje. Intentaba leer al azar, por propio placer e indulgencia, muchas
de las cosas que había estado años esperando poder leer».
Hasta
que de una manera un tanto torpe encuentra el verdadero amor «En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió lo que otros, mucho más jóvenes, habían
aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona
que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del
cual una persona intenta conocer a otra».
Un
nuevo fracaso porque no es capaz de luchar contra las convenciones sociales de la época y
se deja manipular por sus propios enemigos. Es casi al final de su vida cuando, con una astucia inusitada, logra darle la vuelta a la
tortilla haciéndose respetar frente a su adversario más empedernido en la universidad, y también por Edith en su propio hogar.
«¿Qué
esperabas?»
Es
la pregunta que se hace en sus últimos días, a la que el lector asiste
preguntándose por qué se ha encogido como un caracol dentro de su concha y no ha luchado por cambiar su vida, por mantenerse cerca de las personas que más le importaban, y ha sido un personaje normal, indefenso, muy parecido a mayoría de los mortales.
Una
novela escrita con un estilo sencillo y directo, quizá con tintes autobiográficos y con reminiscencias de la generación perdida. Muestra las distintas caras del amor, de la amistad, de la guerra que no solo destruye a los que van, sino de alguna forma a los que
se quedaron. Señala las luchas internas en el mundo docente, pero sobre todo revela, haciendo especial hincapié, la forma de dejarse arrastrar y casi ahogar por la propia vida.
Un libro que todo apasionado por la literatura debería leer.
Loli Pérez
Punto y Seguido
me picó el bicho, Loli, jajajaja
ResponderEliminarPues sí, Loli, gracias por la propuesta, porque mucho me temo que ese personaje va a inquietarme mucho cuando lo lea, y es que no voy a tener más remedio que leerlo, es como si me hubieras descubierto un libro que se asome a un carácter que conozco bien. Gracias
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