A orillas del Golfo Pérsico se extendía un gran desierto en el que con dificultad se las arreglaban unos pueblos dedicados al pastoreo. Para nada imaginaban que en poco más de cien años, aquel lugar inhóspito sin apenas agua y pasto para las cabras, se transformaría en una de las capitales más espectaculares del siglo XXI: DUBAI.
Marina de Dubai |
Dubai es la primera ciudad del mundo que ha sido construida con el mero fin de ser admirada. Más aún, de ser admirada desde el cielo. Parece que en ella todo está proyectado bajo las consignas del libro record de los Guiness. Todos los edificios y construcciones anticipan a su nombre el antetítulo de “El más grande del mundo, el más alto del mundo, el más extenso del mundo, el más caro del mundo“ Todo es lo más. Y cuando aterrizas en ese lugar reservado para el reto de la capacidad humana, te preguntas si lo que estás viendo tiene algún otro sentido.
De cualquier forma se trata de
uno de los espectáculos visuales más impresionantes del mundo. La fantasía
de cualquier arquitecto se hace realidad en este lugar, y los turistas no dejan
de impresionarse a cada paso, mejor dicho, a cada kilómetro de autopista, y es
que Dubai es un lugar no proyectado para pasear por sus calles. Alguien me
llevará la contraria, y tendrá razón, porque en esta ciudad existen muchos
paseos diseñados especialmente para el peatón, pero no me refiero a ese tipo de
paseo en el que te marcan claramente el sendero, el cual no puedes abandonar
bajo ningún concepto. Me refiero a ese deambular por las calles, sin destino.
Recorrer los callejones dejándose aconsejar por la intuición en la confluencia de
calles, perderse por recovecos y descubrir la magia del plano que te hace
aparecer en los sitios más insospechados. Dubai no tiene eso. Aquí todo está
planificado para no perderse, para no abandonar el camino que te obliga a
admirar cada una de las bellezas que se han construido para tu asombro y
evitar que te pierdas algo, algo parecido a los pasillos de Ikea.
Marina de Dubai |
Burj Khalifa |
Burj Khalifa |
Mientras recorríamos en taxi las avenidas me
preguntaba quien viviría en aquellos fastuosos apartamentos, en todas aquellas
plantas que se sucedían una sobre otra en los rascacielos, en las mansiones que
flanqueaban la carretera con vistas al mar… En Dubai solo hemos visto turistas y
emigrantes, los cuales, a punto de acabarse el petróleo, son el verdadero
combustible, de esta fantasía de pastores. Los verdaderos usuarios de este
artificio se camuflan tras las ventanas ahumadas de sus limusinas.
Cuando el avión se elevó por encima de la ciudad, pudimos contemplar desde el aire su próximo orgasmo arquitectónico, aún en construcción: Un mapamundi sobre el mar, compuesto de numerosas islas artificiales que conforman los diferentes países del mundo, y en el que pretenden reproducir el paisaje climático de cada país y un poco de su cultura. Todo un desafío para la ingeniería que sin duda lograrán para regocijo de los millones de turistas que acudirán a llenar las arcas de esta ciudad.
Imagino que Dubai, en pocos años, se convertirá en la capital más visitada del mundo, a la que acudirán ingentes hordas de turistas deseosos de contemplar todo aquello que está prohibido para sus bolsillos. Me gustará leer la noticia sentado en un pequeño café, a orillas del Tiber, disfrutando de la que considero la ciudad más hermosa del mundo.
Pedro Rojano
Hola, Pedro, enhorabuena por tus crónicas y pinceladas magistrales sobre las tierras que pisas, en este caso Dubái, que algún día visitaré principalmente por razones familiares y aleccionado por el disfrute de tu pluma. Abrazos. Pepe Guerrero
ResponderEliminarMuchas gracias Pepe. Espero que hagas esa visita y nos des tu punto de vista, tan original y divergente. Un abrazo
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