Una vez Argentina. (Ed. Reescrita y ampliada)
Andrés Neuman
Miércoles, 21 de Enero de 2015, a una semana escasa del cumpleaños de Andrés Neuman, nos encontramos una vez más en el Centro Andaluz de las Letras, CAL, en calle Álamos (Málaga). Lo primero: El reencuentro de sonrisas y miradas. Lo segundo: El abrazo. Lo tercero: Un microrrelato de nuestras últimas vivencias desde la última vez que nos vimos, no hace tanto, pero ha dado tiempo a echarnos de menos.
Andrés viene a presentar su libro Una vez Argentina, versión reescrita y ampliada para su publicación en Alfaguara. (La versión anterior fue publicada por Anagrama) y ejerce como presentadora, Tes Nehuén, (Poemas del alma), argentina y amiga de Andrés, y que tuve el placer de conocer hace unos meses. Miradas cómplices antes de empezar. Tsss, silencio, que ya empieza.
Tes comienza haciendo hincapié en que hay, en la forma de escribir de Neuman, un rasgo muy personal y preponderante, y es que encara la escritura con curiosidad. Además, dice, te hace sentir protagonista de una novela, de un poema o de un relato. Con Andrés aprendo que la literatura es ahora, el momento en que uno lee, escribe, en que la palabra te atraviesa y te genera ese subidón que te hace sentir que la literatura puede ser todo. Se deja de vivir en el presente para entrar en una historia. Esta novela, a través de un instante, hila todos los ahoras a través de un árbol genealógico familiar. Pero esta novela no va de la familia, sino de los individuos que consiguen llevar a cabo unos objetivos. Su bisabuela toma una decisión. (Ya es un individuo y no familia). Todos podemos ser ficción porque todos construimos nuestra historia.
En este libro se pueden hacer tres lecturas, continúa Tes:
1. Concepto histórico.
2. Familia en sí. (Galán, Casaleto, Neuman)
3. Obra de Andrés. (Ya que en ella podemos encontrar el germen de los relatos o poemas de otros libros de Neuman. Por ejemplo: La Bañera de su libro El último minuto. Un relato que te estruja. El personaje pertenece a la familia de Andrés y no a la ficción como pensé al leerlo la primera vez. Al volver al relato, una vez conocido este detalle familiar, éste adquirió una magnitud impresionante).
En este momento, la amiga cede la palabra al amigo, al escritor, y éste, con esa sonrisa amplia que todos correspondemos con la mejor de las nuestras, saluda a los presentes antes de comenzar a dialogar con su querida Tes, cómplice literaria que participa de la doble orilla del libro, alguien que puede observar el territorio de esta novela de ambos lados, y agradece a los miembros del CAL su invitación. Tengo especial cariño a este cubo blanco.
Tes Nehuén y Andrés Neuman |
Mi palabra preferida, en cuanto a concepto es curiosidad, que la asocio no a su extremo exótico. La mayor curiosidad es la de nuestro propio origen y familia. Cuantos más años cumplimos, menos conocemos a nuestra familia. Lo cercano es ilegible. La idea, en este libro, era resucitar a mi bisabuelo, hacerle preguntas, agradecerle y reprocharle cosas. Una de las estrategias, invisibles, para ello, era romper la cronología. Parece ser una novela autobiográfica, pero 77 de los 91 años ocurren antes de que yo naciera, por lo que es prenatal, y yo lo narro en primera persona. Otra maniobra es conversar con el ancestro con el que nunca hablé y eso me interesó mucho como recurso porque le genera a la voz narradora una especie de liquidez. El narrador tiene todas las edades, cero cuando nace, de uno a catorce de niño, la actual y también cien años porque soy el depositario de memorias anteriores a la mía, así que entre -100 y 38 años. Esto da flexibilidad en cuanto al tono:
- Vuelve veraces cosas que parecieran ficción
- Vuelve ficción cosas que parecen verdad.
En esa ida y vuelta está el bilingüismo de la memoria.
¿Hay episodios de ficción en esta novela? Hay episodios que también merecieron ser verdad, pero son ficción. Todos los ancestros fueron reales. Hay algunos secundarios inventados, por ejemplo El Cuervo. Pero hay una investigación genealógica que he querido mantener. Muchas anécdotas tienden a formar un retrato de esos personajes. No podía violentar nada a los personajes aunque me inventara una escena. Me interesaban mucho las raíces y la reescritura de este libro fue radical: Un ejercicio de sospecha y desconfianza cuando me enfrenté de nuevo a la memoria de mi familia. ¿Qué es lo que yo me creí como ciudadano menor de edad de Argentina y qué me creí con 14 años y que me creo o no ahora?
La mayoría de mis ancestros eran músicos. Había un empeño musical en mi familia. Una escritura muy de oído. En mi familia todos descienden de algún que otro piano o violín.
¿Por qué razón reescribiste este libro?
Los testigos y protagonistas van a morir. Si uno no se da prisa en conversar con sus padres, esas historias se van a perder para siempre. La primera razón fue coyuntural, terminado el contrato con Anagrama, Alfaguara se interesa. La segunda razón es de fondo: Este libro trata sobre una materia sobre la que sigo aprendiendo y sobre la que me sigo preguntando. Cuantos más años pasan, más se relee el pasado para entender aún más el presente. Las familias y los países viven no viendo lo que tienen delante. Uno relee críticamente lo que le contaron y no nos preguntamos lo mismo a los veinti que a los cuarenti, ni dentro de veinte años nos haremos las mismas preguntas que ahora.
La lengua materna argentina es frágil porque surge de otros idiomas. Lo que iguala el lenguaje en Argentina es que todos son argentinos. Cuando uno es chico es argentino y cuando crece se da cuenta de que todo no era Argentina. Este libro se iba a llamar: El país extranjero. No es lo mismo hablar de Argentina desde Argentina, que desde otro lado. De entrada, se está mirando un país que es íntimamente extraño o extrañamente íntimo. Esta nueva portada del libro la hizo un primo lejano mío. He pasado dos tercios de mi vida en España y me entró curiosidad por conocer a mis ancestros españoles. Mis tías me contaron. Esto se resume en que las tías lo saben todo.
¿Qué hay de diferente entre la primera versión del libro y la segunda?
Algunas escenas, o capítulos, reescritos, por ejemplo: En la primera versión, mi padre se libró de la mili simulando ser hermano de un futbolista, el Mono Neuman. En la segunda versión descubro que la verdad era aún mejor, que El Mono Neuman era el Tanque Neuman, que metió el gol definitivo de su equipo. Papá, me mentiste mal, le dije, la realidad era mejor.
También hay menos adjetivos, y comas mejor puestas. Multitud de pequeños cambios. Todos los capítulos menos uno son el mismo. Todos cuentan la misma historia menos uno. Retiré un capítulo para poner otro pues el silencio de la muerte me generó una represión involuntaria y quise contarlo ahora porque no contarlo sería mentir. El punto de vista de este libro es más afilado sobre las cosas, tiene más mala leche, y el mismo humor, a pesar de mantener el tono que tenía.
Durante la charla, no ha habido preguntas y respuestas como aquí expongo, sino más bien un diálogo entre amigos, aunque para poder seguir mejor el hilo para los que no estuvísteis allí, me he tomado la licencia de exponer las preguntas al principio de cada bloque. La última parte de la presentación de Una vez Argentina consistió en leer algunas partes del libro, por parte del autor. En primer lugar se escogió el capítulo 2, en segundo lugar, el capítulo escatológico, como lo definió Neuman, y en último lugar, a modo de diálogo entre presentadora y autor: el final, cuando el abuelo le enseña al nieto cómo sembrar un árbol. (No olviden leer el poema El jardinero)
¿Qué ha opinado tu familia sobre el libro?
Estaban entre emocionados y nerviosos. He rescatado a gente que dejó de existir y la he compartido con gente desconocida. También he contado cosas que la familia no quería que se contase. Esta vez no quise pedir permiso y me he remitido a lo que considero no faltar al respeto. Hay menos filtros y hay honestidad narrativa cuando uno cuestiona un personaje. He intentado que haya compasión y empatía. No juzgo, cuento y entiendo.
Punto y seguido
Entrada dedicada a Andrés Neuman, por su 38º Cumpleaños.
Gracias por tu amistad y cariño. Hasta el próximo abrazo y cerrar de ojos.
Inmaculada Reina, Isabel Merino, Tes Nehuén y Andrés Neuman. FELIZ 38, CUMPLEAÑOS NEU. |
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