sábado, 15 de junio de 2013

EL PRIMER PÁRRAFO


Es lo primero que leemos cuando abrimos un libro, por lo que puede ser determinante para convencer al lector de que siga leyendo o no. El principio debería arrastrarnos del mundo real al mundo que el novelista ha imaginado.

De nuestra habilidad para atrapar la atención del lector en estas primeras frases dependerá que consigamos retenerlo o que abandone. Por ello las primeras frases de todo relato, o las primeras páginas de toda novela, al ser tan cruciales, deben sentar las bases de la historia: género, protagonista, tiempo, espacio, narrador y tono.



Cómo comenzar:

Es conveniente que la primera escena muestre al protagonista en un conflicto. Debe haber contraste y provocación: Hay que arriesgar, entrar a saco en la historia. Hay que atrapar al lector con decisión, con audacia, sorprenderlo. Si muestras un personaje en crisis con su entorno, la escena se vuelve dinámica, y el objetivo es conseguir que el lector quiera seguir con la hoja siguiente y la siguiente, hasta el final.

La anticipación de los hechos por premonición, indicios, o declaración explícita es una fórmula que suele dar buenos resultados, como en Crónica de una muerte anunciada (G. García Márquez):

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las cinco y media de la madrugada para esperar el buque en que llegaba el obispo.


Qué evitar:

Los principios estáticos en los que la historia está por arrancar, pues son principios sin movimiento, sin dramatismo, donde no sucede nada.

La retrospección al principio de una historia, pues mientras que no sepamos quién y cómo es el personaje y a qué conflicto tiene que enfrentarse, no nos sirve de nada su pasado.

Tampoco es conveniente introducir a todos los personajes al principio, sólo a los imprescindibles, y luego ir sumando personajes secundarios y sus roles y características a medida que avanza la historia.

De modo generalizado se deben evitar, (a no ser que se utilicen como recursos humorísticos), los comienzos del tipo:

  • Tautológico de los latinos Incipit hic (Aquí comienza)
  • Invocaciones a divinidades (En el nombre de Dios...)
  • Vocación directa a un tú (Ocioso lector)
  • El clásico de los cuentos infantiles (Érase una vez, o Hace ya muchos años).
  • Meteorológicos (Sucedió un frío día de invierno)
  • Sueño del protagonista.

Cabe señalar que el primer párrafo de una historia no suele ser el primero que ha escrito el autor. Es frecuente que los primeros párrafos que se escriben al comenzar una historia sean eliminados durante las revisiones del texto.

Para comprobar si esta regla se cumple o no, les he preguntado a algunos de mis compañeros de Punto y Seguido, y estas han sido sus respuestas:


Yo suelo modificarlo, aunque siempre es importante para comenzar, porque es como el motor de arranque de la historia. Luego, cuando ya tengo la historia completa, vuelvo a ese primer párrafo y procuro que sea un resumen del tema que voy a tratar, una pincelada de lo que va a ocurrir, aunque debe ser muy sutil. Siempre tiene un sentido. (Pedro Rojano).

Yo siempre busco una primera frase desde el principio, y a no ser que el relato vaya por otros derroteros, la mantengo hasta el final. Otra cosa es que empieces a escribir a lo loco, cosa que hago pocas veces, y después busques el relato en lo escrito y que la primera frase sea una inspiración tardía. Que todo puede ser. Soy conservador de principios. (Mauricio Ciruelos).

A mí, la primera frase es la que me lanza el relato, normalmente la robo de algún libro y luego le cambio algo, o la escucho o se me ocurre. No suelo cambiar los principios, solo arreglarlos un poquito si están muy cargados. (Loli Pérez).

En cuanto a mí, pues coincido con Loli en que la primera frase es la que me lanza el relato, coincido con Mauricio en que suelo mantenerla hasta el final, y con Pedro en que vuelvo a ella una vez que tengo la historia, y la adecuo un poco a mis intereses. (Isabel Merino).

Algunos principios famosos:

Esa mañana, después de una noche de sueños intranquilos, Gregorio Samsa comprendió que se había convertido en un enorme insecto. (Metamorfosis. F. Kafka)

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. (Cien años de soledad. G. García Márquez).

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tecero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta. (Lolita. V. Nabokov).

Es una verdad universalmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa. (Orgullo y Prejuicio. J. Austen).


En definitiva, el primer párrafo se parece a la primera impresión. Y por ello debe seducirnos, cautivarnos, intrigarnos y provocarnos. Ese interés inicial hará que queramos continuar, conocer más y llegar hasta el fondo.


Punto y Seguido


* Fuente principal de consulta: Escribir. Manual de técnicas narrativa. (Enrique Páez) 
** Fotografías tomadas de Internet.

3 comentarios:

  1. Me gusta mucho la idea de hablar del primer párrafo. Sin embargo, creo que un comienzo memorable no es garantía de calidad, al igual que uno aparentemente insulso se puede convertir en elemento evocador de una gran historia. Por ejemplo, un párrafo como:
    "No había nadie en el huerto. Enriqueta Leigh salió furtivamente al campo por el portón de hierro sin hacer ruido. Jorge Waring, teniente de la Marina, la esperaba allí"
    no presagia el magnífico relato de May Sinclair. O otro -que no reproduzco completo- tan prosaico como:
    "En principio el tiempo era bueno y tranquilo. Los mirlos gorjeaban y de los pantanos vecinos llegaba el zumbido lastimoso de algo vivo, igual que si soplaran en una botella vacía [...]"
    tampoco anuncia un relato de Chéjov de esos que perduran en la memoria.
    Una vez leído el texto, su comienzo tendrá un sentido evocador para nosotros y no nos parecerá insulso. Quizá la importancia indudable que tiene en el cuento está sobrevalorada en nuestra sociedad actual, que busca la espectacularidad sin esfuerzo ni riesgo. Al fin y al cabo, es sólo el primer párrafo y queda lo más importante por leer.
    Sería un buen reto escribir relatos empezados por principios que debemos evitar. Quizá nos lleváramos una sorpresa al leerlos.
    Un saludo y enhorabuena por la página y la iniciativa.

    José Muinelo

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    1. Magnífico comentario. Estoy muy de acuerdo con usted. Y la propuesta es muy sugerente.

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    2. ¡Jose, qué alegría verte por aquí!
      Muchas gracias por visitar nuestro blog y por dejar un comentario que invita a seguir trabajando y a replantear una cuestión tan importante para el relato o la novela, como es el Primer Párrafo, ese que nos trae de cabeza a todos los que escriben y a los que pretendemos hacerlo.
      Yo siempre he peleado con y por mis primeros párrafos. De muchos insulsos me han salido historias medianamente buenas, y de otros que se proclamaban preludios de algo interesante, no pude sacar nada más allá de un texto divertido o de lo más pasable.
      Me parece interesante tu propuesta y es más, estoy deseando sorprenderme con esas historias escritas a partir de eses principios evitables.
      Espero veros muy pronto. Ya no queda nada para Navidad :-) (Tenemos que hablar de un montón de cosas literarias, eh)
      Un beso
      Isa.

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