Este tercer y último acercamiento a Nueva York voy a comenzarlo en Broadway:
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Broadway y yo |
Siempre pensé que Broadway era una calle medianamente grande donde se encontraban todos los teatros de Nueva York concentrados. La realidad es que Broadway es la arteria de Manhattan, la cruza diagonalmente y atraviesa además la plaza de Times Square, donde se vuelve tan luminosa como yo la imaginaba. En realidad sólo hay dos teatros en la Av. Broadway, los demás se encuentran dispersos por las calles anexas y en todos ellos se representan todos esos musicales a los que soy tan aficionada. Para nuestro estreno en Broadway escogimos nuestro musical favorito: Wicked, que además fue el primer musical que vimos en Londres hace ya unos años. Está basado en la novela de Gregory Maguire: Wicked: Memorias de una Bruja Mala, historia paralela a El Mago de Oz y que cuenta la historia de las brujas de Oz, Elphaba (La malvada bruja del Oeste) y Glinda (La bruja Buena del norte), mucho antes de que Dorothy llegase a su mundo. Su banda sonora es altamente recomendable, y la versión de Defying Gravity de Idina Menzel o de Kerry Ellis son para mí las mejores. Los musicales son caros, pero no te puedes ir de Nueva York sin ver al menos uno. Digo uno al menos porque nosotras vimos dos: Wicked y Cinderella. Lo de Cinderella fue azaroso: En TKTS en Times Sq o en South Street Seaport, se pueden encontrar entradas con descuento para el mismo día de la función y, aparte ser una historia conocida, (¿Quién no conoce a Cenicienta?), y de tener buenas críticas, tenía el mayor descuento de todas, así que la elección no fue difícil. No nos arrepentimos.
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WICKED AND CINDERELLA |
Otra de las cosas que tiene Broadway son sus tiendas y sus restaurantes. Nos habían recomendado el Stardust, un restaurante muy típico americano, en el que los camareros son cantantes de musicales y cantan y montan shows en el que cabe la improvisación de los comensales. Cenar allí es como formar parte de uno de esos musicales y, entre plato y plato, puedes pasar de figurante a estrella de la noche. Os dejo el enlace a su página web para que le echéis un vistazo: PINCHA AQUÍ
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Gray's Papaya |
No hubo un sólo día en todo el viaje que no paseásemos por Broadway o por Times Square, que no visitásemos sus tiendas o sus restaurantes o no nos deslumbrásemos con sus luces de neón y su publicidad extraordinaria. También solíamos cenar por esa zona. No se puede decir que se coma bien allí, pero de hamburguesas, perritos y pizzas te puedes poner hasta las cejas. Recomendable Five Guys para las hamburguesas y Gray's Papaya para los perritos, (ya lo decía Matthew Perry en Sólo los tontos se enamoran). Ya que he nombrado a Matthew Perry, no puedo dejar de nombrar la serie: Friends.
Y como Friends-adicta que somos, nos fuimos a buscar el edificio en el que se supone que tenían los apartamentos Rachel, Mónica, Chandler y Joey. Allí nos juntamos unos cuantos frikies a hacernos la foto de rigor junto al edificio en el que echamos de menos el Central Perk donde los personajes se juntaban a tomar café, acharlar, ligar y escuchar a Phoebe cantar su Smelly Cat, Smelly Cat. En fin, un guiño a Friends por su aniversario (20 años del primer episodio y 10 años desde el último): ¡Felicidades, chic@s!
Otra de las visitas imprescindibles de Nueva York es la Grand Central, una ciudad dentro de la ciudad, la estación de trenes mítica, la más grande del mundo, que sobrevive gracias a Jacqueline Kennedy-Onassis. Su Hall Principal ha sido inmortalizado por el cine tantas veces que una vez que estás ahí dentro es impensable no sentir que ya has estado antes, acompañada por los grandes del cine: Tiempos Modernos, de Charles Chaplin. Con la muerte en los talones, de Hitchcock. Atrapado por su pasado, de Brian de Palma. Armageddon. Superman. Enamorarse, con Robert De Niro y Meryl Streep. Madagascar. Etc. Lo que más me impresionó, aparte del hall principal con sus enormes lámparas, su techo color turquesa y su universo estrellado, fueron los grandes ventanales por los que se cuela el sol y ese fantástico reloj de cuatro caras que es uno de los relojes más filmados del mundo. La Grand Central merece más de una visita, y nosotras cumplimos también con ello.
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Grand Central Station |
Otra de las típicas cosas que hace un turista cuando llega a Nueva York es un crucero por el río Hudson, por el East, o por ambos. Nosotras cogimos uno que salía a media tarde en los muelles del Hudson, bordeaba el sur de Manhattan, entraba por el East River, pasaba bajo el Brooklyn Bridge mientras se iban iluminando los rascacielos ya al anochecer, llegaba hasta Queens y ya de vuelta nos acercaba a la Estatua de la Libertad. Es una de las cosas que más disfruté, a pesar de que el capitán de a bordo se las daba de cómico y no soltó el micrófono un sólo segundo para hacer su propio show made in NY. Durante el trayecto nos cruzamos con un velero precioso, con un crucero enorme y lleno de turistas, y con varios barquitos que le daban un aire pintoresco al horizonte de New Jersey.
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Manhattan desde el crucero |
Nueva York no es sólo rascacielos. Ni shows. Ni tiendas. Ni luces. Ni gente yendo y viniendo. Nueva York es mucho más. Es multicultural y muestra de ello son sus diferentes barrios. Es una ciudad en continuo crecimiento y expansión. No es la ventana del mundo sino que todas las ventanas del mundo tienen vistas a Nueva York, y han convertido a esta ciudad en ese escaparate en el que se miran y contemplan. De alguna manera, todos llevamos un neoyorquino dentro, o tal vez, cada neoyorquino lleva algo de nosotros y lo deja patente en su ciudad. Pero esto, es una apreciación mía, después de pasear y pasear, por la ciudad que nunca duerme.
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Barrios de Manhattan |
El Lower East Side incluye Chinatown, Little Italy, Nolita y el East Village que son un refugio de jóvenes profesionales y artistas. Little Italy ha sido prácticamente absorbida por Chinatown que sigue en expansión debido a la alta tasa de inmigrantes chinos que recibe y que ha superado ya las posibilidades del barrio. A mí me pareció la zona más fea de Nueva York, a la par que la más comercial, puesto que sólo andar por la calle Mott o Mulberry ya te hace convertirte en cliente potencial que no continuará su paseo sin haber adquirido alguna prenda o artículo de imitación y, a la vez, de escaso precio y calidad.
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Mott St - Chinatown |
Otros barrios que actualmente se han convertido en centro de tiendas de ropa , de arte y restaurantes son Greenwich Village, West Village, Noho, Chelsea, Tribeca y el Soho, cuna de artistas y barrio que ha aparecido también en incontables series y películas. Me llamó la atención al pasear por el 102 de Prince St un edificio que había visto un montón de veces, y es que se trataba de la ubicación de la casa de Patrick Swayze y Demi Moore en la película Ghost. Bloomingdales, uno de los almacenes más famosos de Nueva York, tiene una sucursal en la zona. No es apto para bolsillos normales y corrientes como el nuestro. En Bloomingdales del Upper East Side trabajaba Rachel de Friends.
El Upper East Side, junto al Upper West Side donde se encuentra el edificio Dakota donde asesinaron a John Lenon, es una de las zonas más caras para vivir en Nueva York. Ahí se encuentran las grandes mansiones, las tiendas exclusivas más caras, (junto a las de la 5ª Av), y también algunos de los edificios más míticos y los museos más famosos. Por nombrar algunos: El MET y la Frick Collection en el Upper East y el Natural History Museum en el Upper West. De estos tres, dedicamos una mañana completa al MET. Hay que decidir qué salas recorrer, porque ver el MET al completo puede ocuparte al menos una semana. La Frick Collection es una mansión del antiguo magnate Frick, un entusiasta del arte, que dejó una magnífica colección de arte entre las paredes de su casa, que por sí sola ya es una obra de arte sensacional. Del museo de Historia Natural sólo visitamos el vestíbulo.
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Museo Metropolitano (MET) |
Un barrio que merece mención aparte es Harlem, al norte de Central Park y que está dividido en East/Spanish Harlem, poblado por una mezcla de italianos. afroamericanos y latinos, y el propio Harlem donde reside la comunicad negra más famosa de la ciudad. Antiguamente era una zona bastante conflictiva y llegamos con cierto recelo hasta ella para asistir a una misa Gospel un domingo por la mañana. La pura realidad es que es una zona tranquila, residencial y de edificios de color teja y con escaleras que llevan hasta la entrada de las casas. Bien merecen ser fotografiados cada uno de ellos. Zona cuidada y limpia, de gente amable y servicial, aunque también nos encontramos carteles colgados en las paredes de gente que se busca por algún delito, cosa que no habíamos visto en ninguna otra parte de la ciudad. El teatro Apollo donde actuó Michael Jackson en sus comienzos, es un teatro pequeño que no destaca entre una hilera de edificios bajos y se encuentra en la zona menos pintoresca de Harlem. Las misas Gospel han adquirido un sentido demasiado turístico, tuvimos que abandonar la cola de un par de iglesias debido a la afluencia masiva de turistas y nos encomendaron una en la que todos los que no pudimos entrar en las más famosas y recomendadas por las guías, teníamos cabida. El 90% de los feligreses éramos españoles, holandeses, alemanes, italianos, ingleses o franceses. Del 10% de los feligreses, el 7% pertenecía a la iglesia, rondaba los 80 años y hacía las labores de pasar el cepillo, cantar, gritar Aleluya, y recitar partes de la Biblia. El pastor se encontraba entre ellos. Del 3% restante, el 2% pertenecían a la banda. Sólo un uno por ciento eran vecinos octogenarios del barrio, que con sus muletas, sillas de ruedas, cabestrillos y taca-tacas, se acercaron a oír la misa vestidos para ir a una fiesta de los años cincuenta. La verdad es que fue muy divertido a la par que interesante.
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HARLEM |
Tras dar un paseo por Harlem y decidir que en el próximo viaje que hagamos a Nueva York, dedicaremos más de un día a esta zona, nos fuimos hacia Central Park, el parque de ciudad más famoso del mundo, junto al Hyde Park de Londres que se queda pequeño ante tanta inmensidad y diversidad. Central Park ya es en sí una película, y durante un día, nos sentimos nuevamente protagonistas de la misma. Todo lo que esperábamos encontrar estaba allí ante nuestros ojos y bajo la suela de nuestras sandalias: Los lagos, el contraste de los inmensos árboles con los rascacielos y el hotel Plaza al fondo, los puentes, el enorme césped considerado como la playa neoyorquina, donde nos tumbamos a saborear unos deliciosos perritos calientes recién hechos, campos de volley ball, de fútbol, etc, gente paseando, gente de boda, gente corriendo, (nos fijamos por si entre los corredores estaban Madonna, Hugh Grant o algunos de los que presume correr por allí cada domingo), las estatuas de Alicia y de Hans Christian Andersen rodeadas siempre de niños, el castillo Belvedere, el puente The Pond que ha sido escenario por excelencia en las películas románticas rodadas en Central Park, y por supuesto, la fuente Bethesda. Dicen que es imposible no perderse en Central Park, y que también es absolutamente recomendable, siempre que no sea de noche.
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Central Park |
Me permito terminar en Central Park estas crónicas de mi viaje a Nueva York, que ha pretendido no otra cosa sino acercaros esta maravilla de ciudad, que contiene todo el arte del mundo concentrado, que podría ser una novela de esas que no dejas de leer y que se fuera reescribiendo y aumentando con cada lectura o relectura. Un cuadro que no deja de pintarse. Una escultura que no deja de esculpirse. Nueva York no deja indiferente a nadie, y desde luego, volví diferente de allí, más ciudadana del mundo y a la vez más yo misma. Nueva York posee esa capacidad, la de cambiarte, digo. Me quedó pendiente ver un partido de baloncesto de los METS en el Madison Square Garden, al que fuimos a visitar y rodeamos una y otra vez, como si hubiésemos guardado cola para ver la actuación de uno de nuestros iconos musicales o realmente uno de esos partidos míticos. Nos hicimos fan de los Yankees, del baseball y gritamos Jenner is our captain en las esquinas de Times Square como cualquier otro aficionado. Sí, sin duda Nueva York, dejó mucho en nosotras, que ahora somos malagueñas y neoyorquinas, y como todo ciudadano que está fuera de su hogar, nosotras regresaremos a casa, siempre que podamos.
New York is waiting for us.
Punto y Seguido.
A Patricia Monteagudo.
Fotografías: Isabel Merino. Nueva York 2014. (Excepto Friends 20th y plano de Barrios de Manhattan).
Isa me encantan tus crónicas viajeras, vayas dónde vayas pones ilusión y tienes una mirada muy especial sobre los lugares que visitas.
ResponderEliminarabrazos
Una vez más me ha encantado leer tu crónica Isa, da gusto poder viajar a través de tus palabras y tus fotografías.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Lolilla, la verdad es que cuando viajo mis ojos no paran, quieren grabarlo toooodoooo.
ResponderEliminarGracias Chari, siempre un placer leer tus comentarios. Me alegro que te haya gustado Nueva York, es una absoluta pasada…
Un abrazo a las dps