lunes, 4 de abril de 2016

POR LA TARDE Y A VECES TAMBIÉN POR LA MAÑANA

¿A qué hora lo hacías?
No tenía hora. Por la tarde y a veces también por la mañana antes de salir para la escuela.
¿No te daba miedo de que te pillaran tus padres?
No estaban nunca.
¿Lo hacías siempre en tu casa?
Sí.
¿Cuánto tardabas? Quiero decir, ¿cada cuanto lo hacías?
Casi todos los días.
¿Utilizabas algún instrumento o solo las manos?
Las manos.
¿Las dos?
Solo una.
¿Cuál?
Esta, la derecha.
¿Te tocabas en otras partes mientras lo hacías?
No
¿En qué pensabas?
En terminar.
¿Lo has hecho alguna vez con otros niños?
Alguna.
¿Cuántas?
No sé, algunas.
¿Y con niñas?
No, con niñas no.
¿Te lo han hecho a ti otros niños?
Tampoco.
¿Por qué lo haces?
Porque me gusta, no puedo evitarlo.
Sí que puedes, di mejor que no quieres.
No, no puedo.
¿Entonces por qué has venido?
Porque quiero ser bueno. No quiero pecar.
Lo evitarías si tu padre se enterara y te castigara. Imagínate su decepción y su vergüenza.
No lo sé.
Sí lo sabes. Sin embargo, tu otro Padre, el de ahí arriba, ni te castiga ni se avergüenza. Solo espera que vengas arrepentido con el propósito de no volverlo a hacer. ¿Has hecho ese propósito antes de venir aquí?
Sí.
¿Le has pedido a Él que te ayude a cumplirlo?
Sí.
¿Le has dicho que buscarás al padre Lucas, al padre José, al padre Dionisio, o que te encerrarás en mi despacho a cualquier hora del día en que te veas en peligro?
Sí.
¿Lo harás?
Lo haré.


Fotografía: Humberto Rivas



Miguel núñez ballesteros
Punto y Seguido

1 comentario: