jueves, 14 de agosto de 2014

EL VAMPIRO

El vampiro despertó con sed después de doscientos años de sueño. Ávido de sangre salió a la noche dispuesto a matar o a dejarse morir por la presa más hermosa. Buscó en bares, whisquerias, salas de masaje, callejones oscuros, discotecas..., y en cada uno de estos sitios estuvieron encantados de verle y se le ofrecieron sin reservas.

Pese a ello, ya de mañana, el vampiro regresó a su tumba arrastrando su capa polvorienta con más sed que antes. Se detuvo ante el ataúd y leyó lo que algún gracioso había escrito con tinta fluorescente:

¡CERRADO POR DEFUNCIÓN!

El vampiro emitió un extraño rugido, llevándose los puños a la boca y mordiéndose las uñas con su afilados dientes −imagino que por puro hartazgo o tratando de reprimir una sonora carcajada−. Sacudió su capa y se metió en la tumba decidido a no volver a despertarse.


Klaus Kinski en Nosferatu (Werner Herzog, 1979)




miguel núñez ballesteros
Punto y seguido

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