Con esta singular película debutó en el año 2000
como guionista y director Rodrigo García, hijo del inolvidable García Márquez.
Enfocada desde un punto de mira poético y sin
artificio, narra la vida de siete mujeres actuales, independientes, que podrían
ser felices, pero que se hayan inmersas en un sentimiento de soledad, del que buscan salir cada una a su manera, ya
sea con la predicción de las cartas del tarot, escuchando a una mendiga loca que
habla como si fuera una pitonisa, enamorándose
de un vecino enano, buscando el amor en un compañero
de trabajo o con la compañía de unos simples canarios.
Maduras y tal vez por ello enfrentadas al vínculo del cuidado de un
familiar dependiente, ya sea la madre con Alzheimer, la hermana ciega, un hijo adolescente o una novia en estado terminal. Parecen
independientes, pero cada una de ellas
se encuentra atrapada en su propia situación. Descorazonadas por una decisión
que parece no importar en un principio, como la de abortar, aguardar la
muerte de su amada, sentir como el
hijo se transforma en un adolescente arisco y no ser capaces de
encontrar el amor.
Aunque aparentan tener una vida tranquila y sin mayores
problemas, algo les hace plantearse su necesidad de amar. Hablan con tan solo
mirarse, pero sobre todo escuchan. En un extraordinario reparto con la actuación de Glenn Close en un primer plano que revela la existencia del personaje sin decir casi nada, pendiente
de una llamada que no llega, mientras Calista Flockharty le echa las cartas y
le cuenta cómo es en realidad.
Me parece excepcional que siendo un hombre, Rodrigo García haya sido capaz de desnudar de esta
forma tan íntima el alma de la mujer, mostrarla apenas sin protección frente a los
males que la acechan y que se enfrenta cada día a problemas como la enfermedad, el suicidio, la soledad, la infidelidad, la falsa dureza, el desamor,
incluso la espera de la muerte.
Con diálogos bien elaborados y frases auténticas
como la que le lanza la mendiga a Rebeca. Es curioso que el hombre solo parezca
como esposo adúltero, padre ausente o tímido enamorado.
Una
película sutil, íntima y agridulce que apetece ver más de una vez, con la suave
música de fondo de Edward Sharmur.
Loli Pérez
Punto y Seguido
Loli Pérez
Punto y Seguido
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