La película del 2013 de Juan Cavestany, Gente en sitios,
va de eso: de gente, de sitios y también de una determinada forma de mirar la
realidad. En una entrevista al director le escuché decir que no le gustaba el título,
pero que la película rechazaba cualquier otro que se le ocurría y que este fue
el único que aceptó. Y es que le va como anillo al dedo.
Gente. Rostros conocidos o muy conocidos poniéndole cara a
gente anónima. Cavestany, no con bajo presupuesto, directamente sin
presupuesto, acudía a actores y actrices que le interesaban y les planteaba su
proyecto. Si le decían que sí, adaptaba el rodaje a la disponibilidad del
artista. Así fue rodando durante meses, a ratos sueltos, las diferentes
escenas, sin ensayos, con un guión más o menos escrito. Y sacó oro de estos
breves ratos de rodaje. Hay de todo entre los personajes: gente que busca
trabajo con peluquín, gente que coquetea con el crimen, gente encerrada, gente
que se venga, gente que se siente sola, completamente sola, gente que quiere
ayudar y se golpea, gente que huele los zapatos de un amigo o que se ata los
cordones mientras piensa qué hacer, gente que compra regalos de aniversario en
un desguace, gente que hace fotos de otra gente…Gente frágil que se mueve entre
lo ordinario y lo extraordinario a la que le suceden cosas que hacen emerger a
la superficie lo que somos en lo más profundo.
Sitios. Dice Cavestany: “Yo soy muy observador y me gusta
ver a la gente y los sitios horribles donde vivimos y cómo somos capaces de
convivir en esos entornos”. Para hacer una película sin presupuesto hay que
aprovechar los lugares que son gratis. “Lo industrial o lo periférico es un
plató gratis donde nada es de nadie, por lo tanto nadie se siente invadido ni
protesta”. Cavestany aprovecha lo que encuentra en estos lugares de los márgenes,
en estos espacios poco fotogénicos y saca oro. Hay de todo: Polígonos en fin de semana,
calles desiertas, pisos de 300 metros vacíos, gasolineras de extrarradio, escaleras, ascensores y rellanos,
cocinas manga por hombro y salones kitsch, restaurantes anticuados, cuartillos
de electricidad, autoescuelas trasnochadas, carreteras al atardecer, interiores
de taxis, consultas de cirujanos plásticos, habitaciones con vistas a aeropuertos…solo falta un cementerio, que,
sin embargo, le presta su desolación a todos los sitios de la película .
La
mirada. La mirada del director es lo que da coherencia a esta colección de
secuencias inconexas. Cada escena es el comienzo de una historia, el
planteamiento, si acaso el nudo, pero nunca hay desenlace. El espectador quiere
saber más hasta que admite que solo va a tener nuevos comienzos. Es como un libro de relatos cada uno de su padre y de su madre pero que acaban hablando de lo mismo. Dice Cavestany
que “la clave de la película era saber en qué orden iban las escenas. El tema
es que no hubiera hilo conductor, porque a veces es una argucia un poco
impostada. Las películas de escenas juntas son problemáticas, no suelen
funcionar”.
En su caso resuelve hábilmente la estructura de su collage
o su puzzle o su colcha de retales, que un poco de todo eso es la película,
algo manufacturado. En el montaje cose y pega, busca el lugar idóneo para cada
retal y utiliza un pegamento que esta hecho de elementos narrativos e imágenes
recurrentes. En cada escena hay un elemento extrañador que sitúa a los
personajes entre lo ridículo y lo patético; las escenas se abren o se cierran
de cuando en cuando con puertas que se abren o se cierran para dar paso a la
gente a los sitios o para dejarles salir de ellos; de cuando en cuando hay
aviones que surcan el cielo o que se oyen rugir tras alguna ventana o que hacen
que la gente se olvide de lo que está haciendo para mirar hacia arriba con
curiosidad o tal vez con miedo.Y luego está la atmósfera como de docudrama, de video un tanto amateur. Cuando esa mirada, la del director, termina de trabajar y deja paso
a la del espectador, la película cobra sentido porque la gente que la mira sabe
de qué le están hablando aunque le cueste encontrar una palabra para nombrarlo.
Inmaculada Reina
Punto y Seguido
(Imágenes tomadas de internet)
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