Me tocaba escribir entrada para el blog. No hoy, sino hace ya varias semanas. Les pedí a mis
compañeros que escribieran por mí. Llevo
días, puede que meses en los que no
consigo escribir. Un bloqueo, un miedo a no estar a la altura, a no hacerlo bien.
Lo achaco a la
situación familiar y laboral que me absorbe de una forma que me impide tener un
momento de calma, sentarme un rato, pensar, escribir. Dedicar horas de vida, de cansancio, de sueño, de descanso. Horas que se
me escapan como una bandada de estorninos.
Tiempo, en definitiva, que se va.
Tiempo, en definitiva, que se va.
(Imagen de polanoid.net)
Leo,
eso sí, es mi escape a la monotonía. Pienso en hacer una reseña sobre el libro
leído. Pero no me ha gustado lo suficiente, los personajes son absurdos, vulgares actúan
solo para tirar de la trama, para tener al lector enganchado, no me los creo.
Leo otro libro, una buena prosa, me
gusta la historia y como está escrito, miro en la red y hay unas reseñas estupendas, escritas
ya, mucho mejores que la que yo podría llegar a escribir. Para qué, me pregunto. Para qué
estar horas escribiendo algo que ya está escrito.
Alguien dijo hace unos días que
los blogs habían muerto. No estoy de acuerdo, siguen vivos, pero no son tan
interesantes como navegar por las redes sociales, tienen visitas, pero ni un solo comentario. Ya
no tenemos tiempo de decir nada, ni yo misma lo hago, leemos y pasamos de
largo en silencio, aunque nos haya interesado, o no. No nos importan las horas que esa persona haya invertido en
escribir la entrada.
La vida va demasiado deprisa. Como decía Isabel Bono los
otros días, pasamos el dedo por una pantalla y creemos que estamos informados,
sin detenernos a reflexionar. Gotas de información, sin entrar en mayores.
Artículos de un periodista crítico vetados en la red. Días sin horas y horas
que pasan sin que nos demos cuenta.
Quisiera volver a escribir, sentir esa emoción, ese
cosquilleo por la mente y el estómago. No pierdo la esperanza. Pero de momento se
resiste, procrastino como dirían mis compañeras.
Loli Pérez, Punto y Seguido
Loli Pérez, Punto y Seguido
son rachas, loli.
ResponderEliminaren un momento pensamos que todo está perdido, nos preparamos para el duelo y sin saber cómo, una mañana-tarde-noche (madrugada, incluso) aparece esa chispa, la desazón, ese cosquilleo del que hablas, que te lleva a la mesa, a cualquier mesa, y que te empuja a seguir.
ánimo, loli
Como dice Miguel, son rachas. Pasará. Ya que has hecho mención a lo de procrastinar, da la casualidad de que mi próxima entrada, la del jueves 28, va justamente sobre eso. En realidad, lo que se esconde detrás de la procrastinación y el bloque es el miedo. Quizá todo está dicho, pero no están escritas todas las formas de decirlo o contarlo. Ánimo ;-)
ResponderEliminarÁnimo Loli. Tú puedes.
ResponderEliminarJosé María
Gracias José María y compañeros.
EliminarLas palabras volverán, lo sé.
Abrazos
Loli, o vuelven las palabras o el mes que viene no cobras.
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