El
pasado sábado 28 de febrero tuve mi primer acercamiento a las cuentistas de
este país. Se trató de un encuentro informal en la Librería Exedra Books, encabezado
por la lectura de un cuento de cada una de las autoras: Annabel Miguelena, Cheri
Lewis G. y Carolina Fonseca. La charla
estuvo moderada por el escritor Dimitrios Gianareas que realizó interesantes
preguntas que fueron respondidas con humor y desenfado, casi como una tertulia
donde el público intervino con sus comentarios.
Annabel, Carolina, Dimitrios y Cheri
Las
tres coinciden en que no existe una «Literatura femenina» como algo estanco y
diferencial, porque todas han escrito algún relato desde una voz masculina, y
porque prefieren llamarlo Literatura escrita por mujeres o Literatura en general.
A esta respuesta sobrevino una pregunta casi lógica: ¿Es un reto escribir desde
un punto de vista masculino? En esto se puede decir que también coincidieron,
ya que hicieron hincapié en la importancia del tema, la voz y el tono para diferenciar
este tipo de relato de aquellos escritos desde un narrador femenino.
Se
le dedicó bastante tiempo a la honestidad dentro de la escritura, algo que se
menoscaba si se pone distancia entre lo que se es y lo que se escribe. Carolina
dijo que se nota cuando un escritor no es honesto, pero también dijo que cuando
se comienza a escribir mucha gente se traiciona. Annabel habló de la diferencia
entre imitar y tener influencias. Cheri hizo hincapié en la honestidad de los
temas que se eligen. Esto derivó a la tentación de escribir bajo pseudónimo, pero
es una manera de no estar implicado en la escritura, y hay que escribir desde la tripa, según Carolina Fonseca. Este tema
dio para muchas sub-preguntas: ¿Escriben mentiras o verdades? ¿Escriben de
verdad o de mentira? ¿Piensan en la honestidad cuando escriben?
Hablaron
también sobre sus hábitos de escritura, y sobre si la escritura es trabajo o
inspiración. Las tres opinaron lo mismo: Es una mezcla de ambos. ¿Y le temen a
quedarse sin nada que decir? Para esta pregunta no hubo tanta coincidencia. Carolina
Fonseca le teme más a no decir lo que
quiere decir. Annabel Miguelena no se imagina teniendo ese temor, y Cheri
Lewis G. sí tiene miedo a no escribir, a no tener ideas, pero para ella es más
importante leer que escribir; en ese caso sería como no respirar.
Luego
vino la pregunta soñada por todos los que nos dedicamos a la escritura: ¿Qué se
siente leer el libro de uno? Las tres convinieron en la autocrítica, en el
deseo de mejorarlo, en la autoevaluación para seguir creciendo.
Comentaron también sobre sus
influencias y sobre incursionar en otros géneros. Y por último sobre la
Literatura como terapia, como una manera de auto-conocerse y solucionar
conflictos, como algo que alivia, que te responde, que te ayuda.
Fue
un placer conocerlas y escucharlas. Las tres leyeron alguno de sus cuentos, tanto
al principio como al cierre. En el caso de Annabel Miguelena lo hizo desde una
taza y una bolsa para llevar el tapete de yoga. Las tres tienen estilos
diferentes. Las tres demostraron ser poseedoras de talento. Para mí fue una
grata sorpresa descubrir la literatura que se hace en este rincón del mundo, un
país entre dos aguas, caluroso y amable.
Quiero
dejarles una pincelada de las tres para que las conozcan, sobre todo del otro
lado del océano, y al sur y al norte, donde esta literatura no llega.
ANNABEL MIGUELENA (panameña-1984),
publicó: «Amo tus pies mugrientos», «Punto final», «Pedacito
de luna» y la obra de teatro «Ana Mía».
Aquí va una de sus minificciones del libro «Amo
tus pies mugrientos»:
Aquí va una de sus minificciones del libro «Amo
tus pies mugrientos»:
Tratamiento
Algunos dicen que es
una verdadera loca y que ahí donde la ves, se come un muerto y no lo eructa.
Otros comentan que pase lo que pase ella es la que siempre se echa el muerto.
Si se lo come o si se lo echa es lo de menos. Lo urgente aquí es que se le dé
tratamiento siquiátrico intensivo para tratar su necrofilia...
CHERI LEWIS G. (panameña-1974), publicó «Abrir las
manos».
«(…) No vi en ella nada fuera de la
común hasta que se le cayó el brazo. Me afectó el sonido hueco de su miembro
chocando contra el suelo, aunque no tanto como el hecho de que lo recogiera con
tanta tranquilidad, se lo insertara en el hombro y siguiera conversando.»
Del cuento «Mujer hecha pedazos»
CAROLINA
FONSECA (venezolana-1963), publicó «Dos voces 30 cuentos» conjuntamente con
Dimitrios Giannareas, y pronto saldrá su segundo libro: «A veces sucede».
«Es temprano, digamos las siete, y ella
abre los ojos y siente, como otras veces, algo parecido a la tristeza; un
huequito en el pecho; muy vago, tenue, y cierra los ojos. Vuelve a abrirlos
porque es de mañana y está claro que hay que levantarse; sería inmoral, incluso
inconveniente, quedarse un martes o un miércoles en la cama mirando el techo
que no le dice nada, o las cortinas que atenúan la luz. Pero está ese huequito
que la mantiene indiferente; un pequeño vacío que no sabe muy bien cómo, le
pesa, al punto que le resulta difícil sacudirse la sábana u sentarse.»
Del cuento «Esos brotes verdes en la
tierra»
Andrea Vinci
Punto y Seguido
Andrea, muy buen resumen de la tarde divina que compartimos. Una tertulia relajada e interesante.
ResponderEliminarAsistiendo a estos eventos apoyamos la movida cultural y literaria local; pero publicando estos Post o artículos, estás además difundiendo y ampliando su estela. ¡Enhorabuena!
Andrea, mil gracias. Me encantó :) Gracias por compartir. Abrazos
ResponderEliminarEs interesante, Andrea, tener un punto de vista nuevo sobre una literatura que dificilmente nos llegará a nosotros. En tu próximo viaje a España mete en la maleta algún libro de esa narrativa lejana para nosotros.
ResponderEliminarBesote