Foto Davide Allegri |
Dormíamos en un sucio
cercado. Al caer el sol siempre había alguno que desataba el revuelo de
almohadas, de gritos y risas. Algunas zapatillas sobrevolaban nuestras cabezas,
antes de que llegara la medianoche. Entonces sonaba el cuerno y todos
buscábamos un lugar donde escondernos.
Fingíamos dormir cuando
abrían la puerta. Temblorosos oíamos crujir
los tablones de la escalera, la mordaza, la resistencia, el pataleo. Rezábamos por nuestro compañero que ya no regresaría.
Por la mañana todo
comenzaba de nuevo: las risas, los juegos, las carreras.
Pedro Rojano
Punto y Seguido
¡Fabuloso microrrelato, Pedro!
ResponderEliminar¡Gracias, Mauri!
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